Opinión

Línea de interés público

La Ciudad delegará en un gabinete de especialistas la redacción de un informe con el que avalar ante el Ministerio de Fomento la obligación de imponer a las navieras una reducción de las tarifas en, al menos, una de sus rotaciones diarias. Todavía no existe seguridad alguna de que la iniciativa vaya a dar los resultados deseados, pero no parece una mala apuesta.

La Ciudad delegará en un gabinete de especialistas la redacción de un informe con el que avalar ante el Ministerio de Fomento la obligación de imponer a las navieras una reducción de las tarifas en, al menos, una de sus rotaciones diarias. Todavía no existe seguridad alguna de que la iniciativa vaya a dar los resultados deseados, pero no parece una mala apuesta.

La necesidad de moderar las tarifas de las navieras en la línea del Estrecho es ya poco menos que un lugar común en los debates sobre los modelos de desarrollo económico que mejor se compadecen con las necesidades de la ciudad. Ninguna de las propuestas planteadas ha colmado las aspiraciones de la sociedad ceutí, y no parece que las cosas vayan a cambiar mucho en el futuro.

Sólo la institución de la línea de interés público, gestionada por la naviera Baleària, ha servido para garantizar, cuando menos, unos niveles de calidad en el servicio que sería deseable ampliar al resto de los barcos que las distintas compañías mantienen activos en el Estrecho. Y, pese a todo, una indeseada incertidumbre sobre el futuro de la línea de interés público se cierne sobre el servicio. A apenas dos meses de la extinción de la vigencia del contrato, nada se sabe sobre su renovación. Las administraciones deberían tener en cuenta la hipersensibilidad que sobre estos asuntos sienten los residentes en Ceuta. Alguien debería explicar en qué fase se encuentra la negociación.