Opinión

La otra Navidad

Y mientras, esta noche miles de hogares ceutíes cenaban al son de villancicos, al otro lado de la frontera hay quienes han celebrado una Nochebuena diferente. Tal vez no se han llevado nada al estómago desde hace días, tal vez no sepan ni que es navidad pero un ingrediente que no falta en su inexistente menú es la esperanza por conseguir una vida mejor.

Estas fechas son días para estar en familia y con los amigos. Días en los que nos olvidamos de los problemas y agobios del trabajo, de los malos rollos y nos dejamos invadir por el espíritu de la Navidad. Las tiendas, la tele... todo se llena de reclamos para hacernos gastar y lo hacemos al son de "es una vez al año".En los mercados compramos los mejores productos para agasajar a nuestros invitados con los mejores menús dispuestos en mesas decoradas con esmero y mimo. Y mientras, esta noche miles de hogares ceutíes cenaban al son de villancicos, al otro lado de la frontera hay quienes han celebrado una Nochebuena diferente. Tal vez no se han llevado nada al estómago desde hace días, tal vez no sepan ni que es navidad pero un ingrediente que no falta en su inexistente menú es la esperanza por conseguir una vida mejor.

Es fácil imaginar cómo desde los montes de Marruecos miran con anhelo una ciudad que viste sus mejores galas para celebrar la navidad. Esta noche ese anhelo se ha convertido en determinación por ver las luces de cerca, por ser parte de esa vida que miran desde el otro lado de la valla. El miedo, la esperanza, el futuro, la vida, las ganas, la necesidad.,, han sido los compañeros de viaje de los 185 inmigrantes que esta Nochebuena han saltado algo más que una valla. Hoy podrán ver las luces de navidad desde abajo, hoy podrán ser parte de una sociedad y una vida con la que llevan soñando meses desde un agujero en Marruecos, todos menos dos de sus compañeros que han perdido la vida a escasos metros del Dorado. Hoy más que nunca ha sido su particular Noche Buena.