Opinión

La precaria salud del movimiento vecinal

El movimiento vecinal vive en permanente agitación. Las disputas internas son constantes y contumaz el cuestionamiento al que los críticos someten la gestión de la directiva de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV). No puede decirse que el mundo vecinal goce de buena salud.

sede fpav vecinos

El movimiento vecinal vive en permanente agitación. Las disputas internas son constantes y contumaz el cuestionamiento al que los críticos someten la gestión de la directiva de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV). No puede decirse que el mundo vecinal goce de buena salud.

La asamblea celebrada el pasado martes puso de manifiesto las diferencias existentes en el seno de la Federación. La directiva no consiguió sacar adelante unas cuentas cuya rendición han venido exigiendo las asociaciones que se han mostrado más rigurosas en su labor fiscalizadora.

Las dudas se ciernen sobre la conducta de unos gestores a los que la Ciudad, pese a los intereses compartidos, no parece prestar demasiada atención. El desistimiento de las autoridades municipales no se entiende si se tiene en cuenta que la Federación controla una cantidad nada desdeñable de fondos públicos, entre ellos los destinados a financiar el convenio de los servicios de las Brigadas Verdes.

Mientras, el movimiento vecinal languidece, indiferente a los numerosos problemas que enfrenta la ciudad, sin voluntad de tener voz propia en los asuntos públicos, indolente y marginal.