Opinión

Responsabilidad

El descubrimiento en Benzú de un zulo con armas, que Interior atribuye a un grupo terrorista de inspiración yihadista, abre un inquietante nuevo escenario. Las revelaciones contenidas en un lápiz de memoria hallado junto al armamento apuntan a una célula cuyas intenciones todavía no han podido ser esclarecidas por los investigadores.

El descubrimiento en Benzú de un zulo con armas, que Interior atribuye a un grupo terrorista de inspiración yihadista, abre un inquietante nuevo escenario. Las revelaciones contenidas en un lápiz de memoria hallado junto al armamento apuntan a una célula cuyas intenciones todavía no han podido ser esclarecidas por los investigadores.

La información obtenida del dispositivo encontrado en el escondite habla de una relación de lugares que los terroristas habrían identificado como objetivos para la comisión de un atentado. Todos estos elementos invitan al desasosiego, aunque no se trata de alentar el alarmismo.

El hecho mismo del hallazgo del zulo –que difícilmente puede atribuirse al azar- da cuenta de la eficacia que hasta la fecha han demostrado los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en el combate contra el terrorismo. Además, según ha revelado Interior, los planes desvelados datarían de 2013, por lo que las autoridades no descartan que los miembros del grupo que ocultó las armas pudieran haber sido detenidos en las operaciones policiales desarrolladas durante los últimos años.

Estas consideraciones tranquilizadoras no deberían alimentar la idea de inmunidad a la barbarie terrorista en la que, con cierta inconsciencia, se ha acomodado la opinión pública ceutí. El riesgo existe, quizá no mayor al que pueda amenazar a otro cualquier otro territorio español, pero existe.

Quizás ahora lo sensato sería detenerse a reflexionar. La marginalidad se ha demostrado en muchos lugares de Europa como un extraordinario acelerador de conductas asociales que, en no pocos casos, desembocan en el fanatismo criminal. Y en esta ciudad no andamos escasos de marginalidad.

No es cuestión de identificar la brutalidad terrorista como consecuencia únicamente atribuible a los fracasos que hayan de imputarse a la sociedad que hemos construido a lo largo de las últimas décadas. Pero corregir aquello que pueda servir de aliciente, aunque remotamente, para que un joven llegue a sentirse atraído por una ideología abyecta y totalitaria forma parte de nuestra responsabilidad.