Opinión

Teatro

Los políticos profesionales –entendidos como tales quienes hace tiempo asumieron su condición de empleados del partido- han incorporado con toda naturalidad los recursos dramáticos del oficio a sus relaciones con los administrados. La puesta en escena desplaza al argumento mismo de la obra. Confían en que las luces del proscenio deslumbren al respetable público para que no advierta qué se esconde tras las bambalinas.

Los políticos profesionales –entendidos como tales quienes hace tiempo asumieron su condición de empleados del partido- han incorporado con toda naturalidad los recursos dramáticos del oficio a sus relaciones con los administrados. La puesta en escena desplaza al argumento mismo de la obra. Confían en que las luces del proscenio deslumbren al respetable público para que no advierta qué se esconde tras las bambalinas.

El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, se reunía este martes en Madrid con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en funciones, Cristóbal Montoro. El encuentro no ha dado mucho de sí. A través de un comunicado, el Gobierno local ha subrayado la “voluntad política” mostrada por Montoro para atender las peticiones de la Ciudad. El ministro, según reza la nota, vendría a ser un responsable público empeñado en “la causa de la defensa de Ceuta”. Y poco más. Apenas una foto de familia –entrañable sin duda para muchos entusiastas del partido- en la que el ministro posa con Vivas y los parlamentarios nacionales ceutíes.

Un dirigente politico avezado hablaría de reunion fructífera que constata la receptividad de nuestro Gobierno a las legítimas demandas de la población ceutí. Un cursi con estudios hablaría de “performances”. Nuestra abuelas no dudarían en calificar la escena de paripé.

Las performances o paripés se han convertido en la esencia de la actividad pública. Véase si no. España está al borde del abismo, su integridad territorial está en juego, el sistema democrático atraviesa uno de los periodos más críticos de la historia reciente y, por si fuera poco, ETA está a la espera de que todo se venga abajo para volver por donde solía.

Demasiadas desmesuras. Incluso para una obra de ficción.