Opinión

Votaciones

Los socialistas ceutíes votan este sábado el acuerdo que su secretario general, Pedro Sánchez, ha suscrito con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Un ejercicio de melancolía, se antoja. La llamada a las urnas de la militancia suele coincidir en los grandes partidos con las necesidades de alguna facción empeñada en sobreponerse a otra obstinada en empujar en la dirección contraria.

Los socialistas ceutíes votan este sábado el acuerdo que su secretario general, Pedro Sánchez, ha suscrito con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Un ejercicio de melancolía, se antoja. La llamada a las urnas de la militancia suele coincidir en los grandes partidos con las necesidades de alguna facción empeñada en sobreponerse a otra obstinada en empujar en la dirección contraria.

La participación de las bases en la vida de las organizaciones políticas ha quedado reducida en nuestro país a la dramaturgia que se recomienda a quien ha decidido asentar sus reales en la dirección del partido. La puesta en escena requiere una muchedumbre arremolinada en torno a una urna que sirva de fondo al aspirante a líder.

Puede que los esfuerzos del PSOE por lograr un acuerdo de investidura no tengan como pretensión última colocarse en una mejor posición de salida ante unas nuevas elecciones. Lo cierto es que, desgraciadamente, no parece que este empeño se vaya a saldar con éxito. Pero, al menos, lo que tiene de campaña de imagen ayudará a Sánchez a encontrar un acomodo más confortable entre sus opositores internos.

Mientras, los socialistas votan. Y Rajoy espera, inerte como un lagarto en una tarde de canícula, a no se sabe qué.