Opinión

El precio del barco

La promoción exterior de la ciudad ha sido siempre cicatera, frente al gasto de otras ciudades y territorios.

vista aérea puerto ceuta
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Decía hace un par de días el Consejero de Economía, que el precio del barco no influye en la llegada de más o menos turistas a Ceuta. Que hubo otras épocas en las que le barco era igual de caro y venía mucha gente.

La verdad es que resulta descorazonador oír cosas como esas. Y no por el esfuerzo que supuso en la anterior administración del equipo de Turismo que tuve el honor de dirigir, conseguir el sustancial abaratamiento de el precio del barco para los residentes en la península durante los fines de semana de todo el año, así como durante otras señaladas fechas, como la Semana Santa. Lo que desorienta es la falta de conocimiento de la evolución de la economía ceutí.

En aquellos años a los que supuestamente se refiere el consejero, la economía de Ceuta se sustentaba en la competitividad del bazar en el entorno de una España todavía aislada de la Comunidad Económica Europea, que propiciaba la oferta más atractiva de toda España en una ingente diversidad de productos que en la península ni se veían y a un precio irresistible. El ahorro en las compras compensaba de sobra el precio del desplazamiento. Y si en esta línea, lo que ha pretendido decir el consejero es que lo que hace falta es ofrecer un "producto" atractivo y único para incentivar los viajes a Ceuta, ya puede empezar a contar de qué se trata.

Es cierto que Ceuta paisajísticamente es envidiable, gastronómicamente es diversa y muy atractiva, su comercio es moderno y tradicional a la vez y sus servicios son equiparables a los de cualquier ciudad mediana del sur de España, pero no ofrece nada distinto. Su oferta cultural es buena pero algo alejada de la que ofrecen ciudades cercanas del sur español. Su clima es privilegiado, pero no se presenta como paradigma del turismo de sol y playa. La presencia del mar por todas partes, la podrían colocar como destino aventajado de los deportes del mar, pero no es así, por falta de más infraestructuras de esa naturaleza y mejores servicios, aún reconociendo el ingente esfuerzo que hacen las federaciones deportivas y los clubes, que no perciben que exista apuesta decisiva para despegar. Su puerto está en un enclave mágico, pero carece de las infraestructuras de atraque exigidas por las grandes corporaciones navieras dedicadas al negocio de los cruceros. La promoción exterior de la ciudad ha sido siempre cicatera, frente al gasto de otras ciudades y territorios que han apostado por emprender agresivas campañas para "vender" cualquier cosa, desde el color verde de sus paisajes, hasta una Semana Santa que en nada supera a la nuestra. Sólo hay que ver lo que se gasta en Turismo, para concluir que no nos lo hemos creído nunca. En definitiva, que tras muchos años de mejora en todos los ámbitos, no nos hemos especializado en nada que nos haga destacar en medio de nuestro entorno. Y ya, como remate, nos acabamos de enterar, como si fuera el descubrimiento del radium, que Marruecos no nos va a facilitar el turismo desde su lado. ¿Qué nos queda?

Cualquier familia española de clase media, antes de elegir un destino vacacional utiliza los canales habituales de información para sentirse impulsado a ir a uno u otro sitio. Uno ve en todas las televisiones tanto abiertas como de pago, anuncios y programas que motivan a soñar con ir a los lugares que inundan nuestras retinas. Y una vez decidio ese lugar, se busca el transporte y el hotel, apartamento, casa rural, apartamento de alquiler vacacional o camping más adecuado para sus necesidades y, sobre todo, sobre todo, el precio de todo ello, apostando siempre por lo más económico dentro de lo similar. ¡Claro que el precio influye!, si exceptuamos a los ricos, segmento este que raramente va a acabar visitando un destino que no le ofrece nada exclusivo.

Pues a todo este panorama, que no es apocalíptico y que puede ser revertido en favor de Ceuta como destino turístico, el hecho de que una familia peninsular de cuatro miembros, tenga que pagar casi trescientos euros sólo por cruzar el estrecho, además de los gastos de desplazamiento hasta Algeciras, es probablemente el mayor obstáculo que tiene esta ciudad en estos momentos para que venga alguien a verla, admirarla y disfrutarla. Por ese precio, esa misma familia puede ir a Canarias y sin tener previamente que desplazarse hasta Algeciras. Y en algunas fechas, incluso a Moscú.