Opinión

Fotocopias en el PP

Han transcurrido ya veinte años de las primeras elecciones autonómicas a la Asamblea de la Ciudad de Ceuta. Aquélla fue la primera ocasión en la que fue designado para ocupar una mesa electoral.

Han transcurrido ya veinte años de las primeras elecciones autonómicas a la Asamblea de la Ciudad de Ceuta. Aquélla fue la primera ocasión en la que fue designado para ocupar una mesa electoral.

Los partidos localistas todavía llamaban alcalde a sus candidatos y añoraban mucho eso de ir a Madrid a reivindicar la autonomía. Los partidos nacionales imprimían los carteles de sus jefes de filas con la expresión”candidato a la Asamblea”. Tras las manifestaciones y esfuerzos varios empeñados por los políticos localistas, al final ganó Jesús Fortes sin bajarse del autobús.
Han pasado veinte años y Ceuta ha vivido de todo un poco. Después de esos años convulsos, de la euforia total desatada con la llegada del GIL y el éxito en las urnas de Antonio Sampietro derrotando a Jesús Fortes, apareció sin armar ruido y con la calculadora en la mano en cada pleno Don Juan Jesús Vivas Lara.
Don Pedro Gordillo, que en gloria de Dios esté, se arremangó para gestionar entre Madrid y los tránsfugas del GIL la creación de un equipo de gobierno. Tras luchas y disputas, que fueron muchas aunque la sangre, que la hubo, no llegó al río, fue proclamado presidente Juan Vivas. Aquello fue un paseo triunfal. La siguiente legislatura trajo consigo el éxito total: el candidato más votado de toda España. Todos corrían raudos y veloces a estrechar la mano del presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Más tarde, después de aquellos momentos de esplendor, fueron llegando las penas, las angustias y los desengaños y los ruidos de sables fueron haciendo mella en la masa del Partido Popular de Ceuta.
A mí siempre me preguntaron si yo era de Pedro o de Juan y no sabía que contestar, como al que le dicen en Sevilla si uno es de la Esperanza o de la Macarena, o si tiene que nacer uno siendo del Madrid o del Barcelona. Tras la dimisión de Don Pedro Gordillo, el mando en la dirección del partido ha quedado como una etapa en alto en el Tour de Francia. Porque una cosa es ser presidente de la Asamblea y otra ser presidente del Partido Popular en Ceuta. A los hechos me remito.

La primera lista consensuada solamente por el presidente del Partido y de la Ciudad –ya sabe, Juan Vivas Lara era ambas cosas-, ésta del año 2011, la de la legislatura que va dando sus últimos coletazos, es la que más problemas ha ocasionado al equipo de gobierno. Los ceses y dimisiones y los escándalos, uno tras otro, han llevado a que hasta el último de la lista haya podido jurar su cargo, aunque sea por unos meses, como diputado de la Asamblea.
La masa heterogénea hace su aparición en un Partido Popular que siempre fue de centro derecha y que aglutinaba las fuerzas más variopintas de la derecha española, por mucho que nos rasguemos las vestiduras. Para agradar a todos los presentes, se crea una lista de consenso y de acuerdo con la realidad social de Ceuta, pero no con los que componen desde hace muchos años, y en el caso del mío desde mayo de 2005, el Partido Popular de Ceuta. Don Pedro quitaba mucho, desde el pago de una factura hasta pararle los pies a quien los sacaba del tiesto.

Hay quienes lo han negado hasta tres veces cuando le deben el plato que se comen cada día. Y esa labor despejaba el camino en la gestión de la Ciudad al Presidente, Juan Vivas Lara.
La pasada legislatura ocurrió un hecho en la sede de Ainara que me trae el título a la columna. Sucedió a uno de los "independientes”, de los que eran llamados por el presidente por obra y gracia del Señor para formar parte de las listas, de una consejería y pasar a ser uno del ordeno y mando sin haber visto en su vida una loseta de la Sede en Ainara. Este hombre no tuvo mejor ocurrencia que pedirle a un histórico de la sede (de esos que cogen el teléfono, atienden al timbre, abren la puerta) que le hiciera una fotocopia. A lo que el histórico respondió: “Anda, entra tú y la haces con los… medios que tengas”.