Opinión

La taza de té

Hoy me han ofrecido una taza nueva, pequeña vasija de cerámica que llena del té he disfrutado esta mañana. Y al instante su imagen llenó mis pensamientos cubriéndome poco a poco de orientales sutilezas.

Hoy me han ofrecido una taza nueva, pequeña vasija de cerámica que llena del té he disfrutado esta mañana. Y al instante su imagen llenó mis pensamientos cubriéndome poco a poco de orientales sutilezas. Porque esta taza ofrecida no es como otras que ponen y quitan  y no dicen nada. Cerca y al otro lado, tras la barra unos ojos me observaban junto a una sonrisa blanca. Ojos que buscaban en mi rostro una mirada atónita hacia la nueva taza servida.

Impasible y sintiéndome observado he seguido dejando fluir el tiempo sin mostrar nada, porque lo que no se expresa es indecible para los demás. Y aunque esta taza de té me ha recordado a otra casa ya casi olvidada llena de otra gente y otras tazas, deje pasar mis recuerdos sin que se notase nada. Mientras… y para mis adentros… pensaba como con el tiempo se suceden las cosas y como las que sucedieron antes nos cansaron alguna vez. Porque esta cafetería, antaño deseada y luego olvidada ha cambiado para ser de nuevo deseada. Sin duda la hostelería es como una rueda incansable que cada día anda, mostrando nuevos ambientes y haciéndonos olvidar los de antes a los caminantes que como huéspedes llegamos a la reformada casa.

Y como me gusta soñar en silencio también con las manos, he acariciado la nueva taza soñando hacia atrás los buenos momentos que allí me pasaron y los nuevos que ahora disfruto en esta casa. Porque soñando es como fluyen las estaciones y las vidas de los hombres. Algunos a esto lo llaman historia otros… experiencia, aspectos ambos siempre necesarios para juntar lo de antes con lo de ahora si queremos disfrutar plenamente de los nuevos amaneceres. Por eso los cambios súbitos, como se ha conseguido en esta cafetería, son los que más apreciamos por la sorpresa que nos estimula a mirar más y mejor todo lo nuevo.

Por ello y gracias a ello, esta nueva taza de té que he disfrutado en la cafetería Cervantes, me ha permitido, mientras escuchaba en la galería de sonidos cafeteros la siempre agradable conversación de mis amigos, llenándome de nuevos y agradables pensamientos. Al tiempo, siempre sonrío todos los días cuando veo al responsable… Abdelkader hacer café y danzar ágil entre las diferentes mesas de su terraza llena, mientras masculla por dentro que no le da tiempo a atendernos a todos al mismo tiempo como el querría.

En fin…estimado Abdelkader, ya solo te falta aprender la ceremonia del té japonés para que todo sea perfecto y así poder disfrutar como si estuviésemos en el cielo de un buen momento. Porque la taza de té no es por si misma más que una cosa bonita pero vacía y por ello debe estar siempre bien servida. Y si eres capaz de hacerlo, te aseguro que la cafetería siempre estará llena de almas ansiosas como la mía que quieren disfrutar de un buen día.