Opinión

El peor Gobierno de nuestra historia

Sánchez e Iglesias se estrechan la mano tras dar a conocer públicamente el preacuerdo (TWITTER/PSOE)

Nuevamente me veo en la necesidad de expresar mis más sentidas condolencias a los familiares y amigos de los 23.000 fallecidos “registrados” en nuestro país por el COVID-19 a fecha de hoy. Y como no podría ser de otra manera, manifestar también mi reconocimiento a todos aquellos profesionales que nos garantizan nuestra supervivencia en las peores circunstancias: sanitarios, auxiliares, fuerzas y cuerpos de seguridad, estamento militar, bomberos, vigilantes de seguridad, Protección Civil, 112, transportistas, servicios de limpieza y desinfección, reponedores, cajeras y un largo etcétera. Vuestros esfuerzos y sacrificios constituyen nuestra única esperanza.

Porque si tuviéramos que depender de las gestiones “ejecutadas”, hasta el momento, por los integrantes del Consejo de Ministros “social-comunista” sumaríamos un nuevo problema a los que ya padecemos. Hoy me ceñiré en exclusividad a las enseñanzas superiores de quienes liderarán los avances españoles en los diferentes campos, materia esencial para el futuro de nuestro país. Estudiantes que esperan con preocupación y ansiedad una respuesta clara, concreta y concisa a la pregunta que llevan haciéndose desde el pasado 14 de marzo: ¿cómo finalizaremos el curso 2019-2020?

Pues no podemos obviar que el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaraba el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 decretaba, en su artículo 9, la suspensión de la actividad educativa presencial, manteniéndola en exclusividad a través de las modalidades a distancia y “on line”, siempre que resultase posible. Y es en esta última frase “siempre que resulte posible”, y teniendo muy en cuenta la “brecha digital” en nuestra sociedad, donde radica la principal preocupación de la universidad española y, en particular, de nuestros universitarios.

Y mientras nuestros universitarios desconocen aún la respuesta, su máximo responsable, Manuel Castells, ministro de Universidades, da muestras evidentes no solo de su irresponsabilidad política, sino también de su total desinterés echando balones fuera: “Siempre hemos dicho que es un Ministerio para las Universidades más que de las Universidades, por la sencilla razón de que en nuestro país las universidades son autónomas y que las competencias de políticas universitaria están transferidas a las comunidades autónomas”.

Pero esta actitud no ha sido excepcional, ha sido la nota predominante de un equipo ministerial liderado por quien consiguiera la presidencia del Gobierno, no a la primera, ni a la segunda, sino a la tercera oportunidad como consecuencia directa de su incapacidad para conformar, con dialogo, la mayoría parlamentaria que le permitiese gobernar. Y cuando por fin lo consiguió, con los apoyos de populistas, radicales y secesionistas, conformó la mayor estructura de Gobierno de nuestra historia democrática. Pero sin ninguna duda, tal y como las informaciones que pretenden censurar demuestran día a día, con el equipo más incompetente de nuestra historia más reciente.