Opinión

Una realidad incuestionable, pero sí subsanable

Durante meses he mantenido silencio sobre la problemática generada alrededor del tránsito de personas y vehículos en el paso fronterizo del Tarajal, pero ha llegado el momento de pronunciarme siendo consciente que es el punto de acceso de quienes se han convertido en protagonistas de la actividad comercial en nuestra ciudad. Una actividad diversificada repartida entre el comercio transfronterizo atípico y el originado  por la llegada a nuestra ciudad de “turistas” marroquíes en busca de productos no habituales en su país de procedencia. Dos actividades productivas confrontadas entre si como consecuencia de las retenciones provocadas como consecuencia del incremento exponencial en el tránsito en los últimos años.

Un incremento inherente al crecimiento demográfico experimentado en la provincia de Tetuán en los últimos años según los datos aportados por el propio reino de Marruecos. Si a finales de los años 90 el número de habitantes se estimaba en unas 350.000 personas, en la actualidad este número se ha incrementado hasta 1.100.000 personas. Solo la vecina población de Castillejos ha visto multiplicar por tres su población situándola en más de 80.000 habitantes. Por cierto, ciudadanos marroquíes exentos de la formalización del correspondiente visado para acceder a nuestra ciudad y a la industria generada en torno al porteo de mercancías por la frontera del Tarajal.

Un incremento poblacional espectacular, que unido al incremento en las medidas de seguridad adoptadas como consecuencia de la puesta en marcha del protocolo establecido en el Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, que establece las directrices generales que permiten asegurar la detección, seguimiento, análisis y evaluación continuada del riesgo de atentado terrorista, así como la puesta en marcha y coordinación de dispositivos preventivos, imposibilita agilizar el tránsito de las más de 25.000 personas y 14.000 vehículos que transitan diariamente por los controles policiales ubicados en el paso fronterizo.

Por tanto, quien afirme que es posible compatibilizar fluidez y seguridad en el paso fronterizo del Tarajal, en las circunstancias actuales, está mintiendo con todas las palabras. Los datos y las cifras expuestas constatan una realidad incuestionable, aunque subsanable con el esfuerzo de todos los agentes implicados: administraciones públicas  competentes, partidos políticos, organizaciones empresariales, sindicales y vecinales, y por supuesto, contando con la complicidad del país vecino. El futuro de nuestra ciudad está en juego, antepongamos el interés general a los intereses personales y busquemos soluciones consensuadas a una problemática subsanable con el esfuerzo de todos.