Opinión

El derecho y el deber de la ciudadanía

En esto últimos días de campaña electoral, las formaciones políticas que optan a tener representación en la cita electoral del próximo domingo, 24 de mayo, dedicarán sus últimos esfuerzos  a obtener los mejores resultados. La libertad y la democracia permitieron esta posibilidad. En nuestra Constitución está la llave que abre la puerta a que se celebren estas elecciones. Esto no hubiera sido posible sin el decidido impulso de los más altos representantes de las instituciones del Estado. Monárquicos y republicanos tomaron el camino del consenso. Las diversas formaciones políticas supieron dialogar y entenderse. Por supuesto, que con el refrendo de la inmensa mayoría de las ciudadanas y ciudadanos, que son los que tienen la última y más importante de las decisiones, la definitiva, el voto.

El día 24 todos los candidatos y candidatas son examinados por la ciudadanía. Creo que no se ajusta a la realidad una expresión, que es comprensible, pero no totalmente cierta. Me refiero a cuando se manifiesta: “Todos los políticos son iguales…” Sería como si un maestro o un profesor dijera: “Todos los alumnos son malos y unos irresponsables…” No tengo la menor duda que en la docencia, así como en una jornada electoral, los que tienen que examinar y valorar, tendrán que hacer uso de la evaluación continua. No vale solo la última expresión o la promesa de última hora, cuando se ha estado practicando lo contrario.

Sería importante no perder la memoria de lo sucedido durante toda la legislatura, de los comportamientos, hechos. Del cumplimiento o incumplimiento de las promesas, de los acuerdos de los Plenos. Si ha habido dialogo, transparencia y si los máximos dirigentes de los partidos han demostrado una honestidad irreprochable, comenzando por las cúpulas nacionales. El deber, por tanto, no es únicamente de los que se presentan, sino también de cada una de las ciudadanas y ciudadanos. A nadie se le obliga para que vote o no vote, ni para que elija a esta candidatura o la otra. El deber y obligación del que vota es pensar en lo mejor para su ciudad autónoma, comunidad, pueblo… No tengo la menor duda que las ciudadanas y ciudadanos tienen la madurez y sensatez, para tomar la decisión que consideran más oportuna. Pensar lo contrario sería un insulto y un desprecio a los valores democráticos.

Haciendo uso de mi libertad personal, y agradeciendo la oportunidad que me ha brindado la prensa de Ceuta para escribir mis artículos, vuelvo a reiterar mi apoyo a José Antonio Carracao Meléndez. No voy a repetir ahora lo que he dicho frecuentemente en estos últimos cuatro años sobre cómo es Carracao. Llevo cuatro años haciéndolo y no me arrepiento en absoluto. Creo, con todos los respetos, que si los ciudadanos y ciudadanas lo estiman oportuno, puede ser el Presidente que contribuya, con trabajo, tenacidad, diálogo y transparencia, para sacar a Ceuta adelante. Nunca Carracao me ha dicho lo que debo escribir, ni necesito favores de él. No lo consentiría él, ni yo tampoco.

Del mismo modo que manifiesto mi apoyo al Secretario General del Partido Socialista de Ceuta, valorando su capacidad y compromiso,  también pienso que lo harán los candidatos y candidatas del PSOE de la Comunidad Valenciana, Castilla la Mancha, con Emiliano García Page como posible Presidente, Enrique Jiménez Villalta para Alcalde en Membrilla, Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona, como posibles futuros Presidente y Alcalde de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid.