Opinión

Ante el chantaje no hay diálogo

Tras el circo, la falta de respeto a las instituciones, tras jugar con el sentimiento de quienes sí han creído que votaban algo, después del golpe tremendo a la Democracia y de usar a las personas para que se enfrenten entre si.

Sandra Lopez

Tras el circo, la falta de respeto a las instituciones, tras jugar con el sentimiento de quienes sí han creído que votaban algo, después del golpe tremendo a la Democracia y de usar a las personas para que se enfrenten entre si. Después de provocar a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y de estirar tanto la cuerda hasta provocar, también, la mayor crisis institucional de la historia. Después de todo eso, es evidente que se necesita una respuesta contundente, sería y responsable hacia esta declaración de independencia en diferido y a plazos. 

En política no vale la cobardía. 

Por eso, estoy sumamente identificada con la actitud que ha asumido mi partido, que no es más que la de apoyar al Estado de derecho, a la Ley  y, por tanto, al Gobierno. 

¿Qué estamos en un mejor escenario que hace unos días? Sí. Pero que no nos digan que Puigdemont ha tendido el brazo para el diálogo, porque eso hubiera sido si no se hubiera celebrado el pleno del día 10. Eso sería si él hubiera reconocido el error del referéndum ilegal. Pero no, dio por bueno el resultado y el cómo se llegó hasta ahí. Es decir, avaló el golpe en el Parlament, declaró la república independiente para suspenderla después de manera inmediata, con el único objetivo de continuar con el chantaje, con el teatro, con la mentira, con la manipulación. 

Y ahora, los puros izquierdistas, esos que hablan de diálogo cuando no fueron capaces ni de sentarse en una mesa para negociar en una investidura. Esos que a cada paso que dan es una bofetada hacia el PSOE. Esos que confunden mediación con sometimiento. Esos, sí, Podemos, que lo que pretenden es darnos lecciones de democracia, lo que tienen que hacer es más fácil que todo eso. Tienen que decidirse si están con la Ley y la Constitución, o con quienes quieren quebrantarla.

Hablemos, sí, pero este diálogo no se podrá hacer hasta que no volvamos al punto de partida, hasta que no nos situemos de nuevo dentro del marco legal.

El 155 no es la solución, pero sí es el freno a este abismo al precipicio. El futuro dependerá del presente y de cómo demos respuestas políticas a problemas políticos. Y aplicar la Constitución es política. 

Los grandes partidos lo están haciendo. Luego vendrá la reforma de la Constitución, pero una reforma que no debe de centrarse exclusivamente en el conflicto catalán sino en la igualdad territorial. El federalismo es la solución. El encaje territorial como un todo donde se respeten las singularidades y donde no existan diferencias. Esa es mi patria, la de los derechos sociales y la igualdad. 

Como decía Javier Fernández, "nadie es la Patria, ni siquiera los símbolos. ¿ Nosotros qué somos? Yo no soy patriota, yo solo soy español por los cuatro costados. Yo no tengo emoción por España, pero tengo pasión española, por sus problemas, por su gente, por su futuro. Contra las identidades prefabricadas, contra el mirar para el ombligo, contra denigrar lo ajeno.  Contra el ridículo entusiasmo por las fronteras. A favor de los hombres y de las mujeres libres e iguales. A favor del europeísmo, del federalismo, de lo universal, porque eso siempre ha sido la bandera de la izquierda".