Opinión

Una comunidad educativa pisoteada

Durante estos días hemos vuelto a comprobar la importancia de retomar lo que iniciamos con el PSOE de Ceuta cuando estaba al frente de él José Antonio Carracao y yo asumí también la Secretaria de Educación. No podemos consentir que seamos presa de los intereses de Madrid por encima de los nuestros propios.

Durante estos días hemos vuelto a comprobar la importancia de retomar lo que iniciamos con el PSOE de Ceuta cuando estaba al frente de él José Antonio Carracao y yo asumí también la Secretaria de Educación. No podemos consentir que seamos presa de los intereses de Madrid por encima de los nuestros propios. No puede ser que, por culpa de no tener las competencias en educación, se rían de nosotros hasta limites imposible de asumir. Pasó con las becas del comedor, con el transporte escolar, con los libros de texto tras el cambio que implantó la LOMCE, con la enorme carga burocrática hacia los docentes, pasó cuando abrieron las aulas abiertas y los equipos directivos se enteraron por la prensa y ahora ha vuelto a pasar, pero esta vez jugando con la sensibilidad de quienes aspiran a una estabilidad laboral.

No voy a decir en estas líneas qué es lo mejor para Ceuta respecto a si deberíamos tener o no oposiciones, tampoco sé si son más los que quieren que los que no, lo que sí sé es que cualquier persona responsable de la gestión de nuestra ciudad debería de  tener un poco más de orgullo a la hora de velar por nuestros derechos  y el sentir de la Comunidad Educativa.

Últimamente se nos llena la boca para hablar de patriotismo cuando la única patria que conozco es la de la igualdad territorial y la de la defensa del estado del bienestar tanto si vives en Malaga, como en Tarragona o en Ceuta.

En estos días he escuchado de todo, y también sé que se culpa a la Comunidad de Andalucía por su empeño en sacar la oferta de empleo público cuando la clave está en la capacidad que han tenido el resto de Autonomías para posponer las oposiciones. Esta incertidumbre por parte de los estudiantes o esta falta de respeto hacia la Junta Personal Docente no sería tal cual si tuviéramos capacidad para decidir. ¿Pero, cómo vamos a tener capacidad para decidir si ni siquiera estamos en la Conferencia Sectorial de Educación? Ceuta y Melilla son las únicas Autonomías que no tienen asiento propio ni interlocutor. Grave error no centrar nuestras energías en esta lucha porque conformarse con esta situación es condenarse al vaivén de terceros.

Ceuta se merece mucho más que una forma inoperante, arbitraria, ilógica y antidemocrática de actuar hacia un colectivo relegado, pisoteado e infravalorado.

Pensemos.