Opinión

¿Y quién respeta mi laicismo?

Hemos sido acribillados e insultados, personalmente les han faltado arrastrarme hacia esa misma cruz donde pusieron a Jesucristo. E incluso han vuelto a sacar mi vinculación política con el PSOE y mi derrota imaginaria, porque "a día de hoy" no me he presentado absolutamente a nada y volvería de nuevo para apoyar los mismos proyectos que avalé hace tiempo y perdieron.

“¿Por qué tanta manipulación de la fe en el Dios de Jesús? ¿Por qué tanta hipocresía, tanta maldad y crueldad disfrazada? Has decretado de nuevo que el Viernes Santo las banderas ondeen a media asta en los cuarteles por la muerte de Cristo ¿A quién pretendes engañar, comprar o vender? ¿O pretendes autoengañarte?”
Así escribe el cura Joaquín Sánchez en un artículo para los medios dirigido a Cospedal. 

Pues bien, desde mi asociación hemos creído conveniente, una vez más, defender aquellos valores por los que siempre hemos apostado, criticando abiertamente la sinrazón de llevar a todo un país a una situación de luto por la muerte de Jesucristo, como si España entera tuviera que sentir lo mismo que siente el creyente.  En ningún momento hemos faltado el respeto a la Semana Santa, ni a los devotos que cada año salen detrás de los pasos. 
¿Podemos decir nosotros lo mismo? No. Hemos sido acribillados e insultados, personalmente les han faltado arrastrarme hacia esa misma cruz donde pusieron a Jesucristo. E incluso han vuelto a sacar mi vinculación política con el PSOE y mi derrota imaginaria, porque "a día de hoy" no me he presentado absolutamente a nada y volvería de nuevo para apoyar los mismos proyectos que avalé hace tiempo y perdieron. Creía en ell@s para cambiar este país, esta ciudad, y cuando me sumerjo en algo no lo hago para conseguir un puesto, pues éste lo conseguí hace 19 años de maestra en un colegio que me da la vida, lo hago para poder contribuir de manera altruista y pasional a que este mundo pueda ser algo más sensato, algo más humano. Sé que a las personas que siempre hacen las cosas por una contrapartida, o que son apáticas, les puede parecer esto extraño. Lo siento por ellas. Lo siento por quienes quieren dividir y no sumar.  Mi problema no son los intereses o gustos individuales, mi interés es la fuerza que hace que cada miembro de esta sociedad se sienta participe y representado en este proyecto de país donde no hay fuertes y débiles, opresores y oprimidos. Mi problema es hacer ver que la división y las mayores guerras vienen de esto mismo. ¡Mirad si es importante el significado de que una bandera represente a la totalidad y no al dominante! El mismo reflejo de la desigualdad. 
Pues bien, sigamos con este relato atroz que ha despertado espontáneamente a las masas, esas que siempre están dormidas ante las injusticias sociales, y que nada más asoman el hocico cuando algunas de las tradiciones más primitivas pueden verse  tambalear por culpa de algunas locas que queremos cambiar el orden establecido de las cosas. Porque jamás vi antes a esas masas en otras tantas luchas nuestras. 
Se llama poder. Me explico. 
El mismo poder que asesinó a Jesucristo, un revolucionario inconformista y defensor de los derechos del pueblo, que ahora mismo ocuparía las pancartas de todas las manifestaciones en contra de los recortes, a favor del feminismo e incluso, aunque parezca mentira, hasta se pondría al lado de la migración y en contra de la criminalización de toda una población, como son los “mena”. 
Pero continuemos con aquello que ha hecho que gente que jamás ha escrito, en vez de hacerlo por las pensiones, lo haya hecho por esto. ¿Y por qué el Partido Popular, a pesar del Real Decreto 684/2010 de 20 de mayo, de Chacón, por el que se cambió el reglamento de honores militares, pide que las banderas estén a media asta? ¿Las Leyes no están para cumplirlas? Parece ser que no.
Ya sabemos que el Partido Popular les pide un esfuerzo a los pensionistas mientras ellos practican la amnistía fiscal. Ya sabemos que ellos obvian el diálogo y el talante con Cataluña, aplicando el artículo 155, del cual estoy de acuerdo, justificando que se saltaron la Constitución, pero luego se olvidan de su artículo 16 “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”. En este artículo hay vía libre, como con el cuerpo de la mujer. 
Para hacerlo se apoyan en una sentencia del Constitucional, anterior al Decreto, según la cual, “cuando una tradición religiosa se encuentra integrada en un determinado colectivo, no cabe sostener que a través de ella los poderes públicos pretendan transmitir respaldo a postulados religiosos”. Pero lo que no cuentan es que esa resolución se refiere a la proclamación de la Virgen como patrona del Colegio de Abogados de Sevilla, por tanto, la tesis en esa defensa ciega de que es constitucional se tambalea desde un hilo muy fino, porque para nada es lo mismo. 
Y no, las cosas no son así. A mí me incomoda ver a las instituciones, esas que son de todos y de todas, como Hacienda, en actos puramente confesionales, porque esas instituciones del Estado también me pertenecen a mí, que no soy creyente. Y pertenecen a otras religiones o creencias. Me hierve la sangre ver a un militar junto a un Cristo porque éste no está al servicio de ninguna religión, sino al servicio de la Patria, aunque mi patria sea, como dijo Javier Fernández, la caja de la Seguridad Nacional. Mi patria es la humanidad, plural y diversa. 
Además, ¿no fueron los mismos militares los que escoltaron a Jesucristo hasta su muerte? ¿De verdad que nos emociona todo un armamento cantando "soy el novio de la muerte" en Semana Santa? ¿A la misma muerte de Cristo?   
Desde luego, vivimos en un mundo hipócrita y cínico desde el mismo momento que eres capaz de llorar por unas Semanas Santas, y luego pedir a quienes cruzan la frontera a diario, para sobrevivir, que se vayan a su País. Hipócrita y cínico también por quienes callan para evitar una polémica, aunque luego lo tengan en su programa electoral. 
Cada vez que pasa algo de esto, más me acerco a Jesucristo y a María Magdalena, mientras me alejo del estatus político y eclesiástico de las grandes esferas y pequeñas almas. 
Malditas las tradiciones que nos hacen peores personas. Y malditas las tradiciones que escupen contra toda gota que no siga la marea. Poder divino, ese que es capaz de otorgarse para liberar a un preso por la gracia de dios, que no del Sistema Judicial, y en su grado extremo matar por Dios. 
Y como no teníamos bastante, Cospedal anuncia un Plan General de Cultura y Concienciación de Defensa, con un temario de 10 unidades que estudiará el alumnado de Primaria, para recuperar el adoctrinamiento militar en los colegios. Y la estrella, presentar a la inmigración como una amenaza. Se ve que la educación para la ciudadanía y la igualdad de género, o las emociones, son esferas altamente peligrosas para una sociedad que tiene que cerrar filas, para no abrir mentes.

PD: espero que este artículo no hiera la sensibilidad de ningún creyente, quienes tienen toda mi admiración. Espero que una bandera no sea nunca más utilizada por unos, como si al resto no nos perteneciera. Espero que la laicidad acabe impregnada en nuestras señas de identidad, porque se puede ser perfectamente creyente y querer un estado confesional. Se puede ser perfectamente rojo y creyente. Se puede respetar a los laicos. Y lo más importante, se puede perfectamente vivir el luto desde la más pura intimidad.