Y nos dimos cuenta de que la vida lujosa era tener tiempo.
Poder escuchar, observar y conversar
sin que las prisas te quiten el aliento.
Ya era pandemia el estrés en esta nuestra era,
aplicar la velocidad a todo los movimientos,
sea cuales fueran.
Si el tiempo es el resultado de la distancia sobre la velocidad,
quizás en estos tiempos las leyes de la física debieran cambiar pues estamos ante parámetros de un nuevo orden mundial.
Se acortaron en el hogar las distancias, y apreciamos y sentimos más que nunca la mejor de las fragancias
las calles vacías, parada la economía, y nos dimos cuenta de cómo sobre nuestras vidas, ha sido ejercida desde siempre "la tiranía".
Trabajar para poseer
hasta que una bofetada de irreal realidad muestra la magnificencia de nuestra inseguridad.
Tiempo,
¡qué paradoja¡
aquello de lo que carecíamos
ahora sobra y cómo lujo,
hasta nos acongoja.
Relucieron las mejores personas
infatigables, exhaustas con afán de construir y se apagaron las que sólo tienen como meta el criticar y destruir.
Hubo quienes aplicaron a su entendimiento conciencia crítica
y hubo miserables que hasta en situaciones límites aplican cuando no toca, la política.
Hablarán los libros de historia
de cómo una pandemia confinó a las gentes en sus hogares,
y nos juzgarán las futuras memorias si fuimos miserables o por el contrario geniales.
Se darán lecciones de que lo que mueve al mundo no son en bolsa las cotizaciones,
sino la importancia de la solidaridad y los buenos corazones.
Nos dimos cuenta de que en realidad siempre hay tiempo
para el tiempo,
y que la vida sigue en segundos minutos y horas contando;
y que al respirar lo mata el gerundio asfixiando.
Seguramente después de esto caeremos en crisis y recesión
y nos daremos cuenta de cuánto eramos ricos en nuestra zona de confort,
ricos no por mucho poseer
sino por al fin entender,
que éramos ciegos por no haber sabido, el mundo con nuestros ojos....VER
