Opinión

Así nos luce el pelo

Viendo las noticias que auguran que el turismo en España va a subir un 300% y que vamos a recibir a miles de turistas, me pregunto yo: ¿por qué a Ceuta no vienen? Dejemos a un lado el tema de las navieras, que eso da para hacer un libro, pero de los grandes, si me apuras, hasta una trilogía.

Viendo las noticias que auguran que el turismo en España va a subir un 300% y que vamos a recibir a miles de turistas, me pregunto yo: ¿por qué a Ceuta no vienen? Dejemos a un lado el tema de las navieras, que eso da para hacer un libro, pero de los grandes, si me apuras, hasta una trilogía.

Imaginaos que la familia con sus dos hijos da el paso, y vienen a Ceuta, y se le ocurre, no sé, ir al Parque Marítimo, pues se pueden encontrar lo que me ha ocurrido a mí en un día cualquiera. Nos situamos en un domingo donde la entrada cuesta unos 5,60 euros, contamos además que sumarle una sombrilla de 1 euro y una colchoneta de 2 euros te plantas en cerca de los 9 euros sin pasar de la entrada. Sigamos. Si aparte de coger eso te ha dado tiempo a coger sitio, ya que bastante abonados van a las 11 de la mañana a reservar sus sitios, llegando a coger una persona filas de hasta nueve sombrillas con toallas, las sombrillas o hasta con palmeras que se caen al suelo, un espectáculo barriobajero y que según la normativa del Parque Marítimo está completamente prohibido, pero se hace la vista gorda.

Has encontrado un sitio, y aunque tienes que esperar a que los socorristas limpien la suciedad que el viento o que simplemente cae, comienzas tus baños, los cuales tienen que ser de algo de me meto en el agua despacito y me salgo despacito. Las normas impiden saltar (ya se contó alguna desgracia por saltar de cabeza), pero quizás las nuevas normas que se van añadiendo impiden que los niños disfruten del Parque ya que los pobrecillos no pueden hacer absolutamente nada.

No se puede jugar a la pelota, ya que molesta a los bañistas. Lo veo lógico hasta cierto punto. No es lo mismo una persona adolescente que unos niños que no superan los diez años y que lo máximo que hacen con la pelota es pasarla. Un socorrista de muy malas maneras quita o regaña y se acaba el juego. Los niños no se vienen abajo y empiezan a salpicarse, como niños que son. Por segunda vez vuelve a venir el socorrista y les pide que por favor no salpiquen ni jueguen a esos juegos. No se rinden, y la madre, viendo las caritas de pena de sus hijos que han pagado por disfrutar del Parque, les infla uno de los flotadores de rueda que tan de moda están, el cual, como obviamente pasa, el socorrista prohíbe porque no tiene el diámetro adecuado y se considera colchoneta de baño. Los niños cabizbajos se disponen a dar una vuelta con su móvil escuchando música. Por supuesto, el señor socorrista, de muy malas formas, vuelve a regañar porque perturba la paz del Parque. Se rinden a que saben que ese día lo único que pueden hacer es darse un chapuzón, sin molestar mucho, y volverse a su sitio donde el aburrimiento empieza a ser algo latente…

El padre de ellos le toca su baño tras leer el periódico. Se pone sus escarpines para bañarse ya que según el médico no puede andar ni por el agua ni por otra superficie descalzo. Al dirigirse al agua es también regañado porque con escarpines no se puede bañar. El padre de muy malhumor se mete debajo de la sombrilla, pensando que un paraíso tan bonito, con tan buenas piscinas pueda ser tan autoritario. La madre, por su parte, con sus dos tickets de colchoneta ya comprados se dispone a recogerla ya que antes ha preferido estar sentada, y cuál es su sorpresa de que no hay ya colchonetas ya que venden más de las que hay en el Parque. La madre indignada le dice que porque no se le avisó de eso, y dice que cuando se compra se tiene que recoger en el momento y no esperar a cuando uno quiera (la madre pone cara de póker y con toda la razón del mundo).

Llegada la tarde, un grupo de personas empieza a jugar al bingo, haciendo un ruido bastante grande, pero no molestan ya que son abonadas, y eso no es molesta. La familia no puede estar charlando tranquila ya que con los números de la lotería no se oyen las propias voces, pero en ese caso, el socorrista hace la vista gorda.

La familia se dispone a irse, con todo lo que le ha pasado, sale diciendo que aquí va a volver su prima… que para eso se van a la playa que es gratis y al menos los niños disfrutan.

Esto lo he escenificado como una familia pero todas estas cosas me han pasado a mí. Sinceramente, el próximo día que vaya al Parque será dentro de mucho tiempo. Y voy a sumar algo más. Ahora por motivos de las fiestas oatronales el parque retrasa su horario de apertura a las 12:00 horas. No sé no lo veo yo algo normal de una de las joyas de la corona y que tanto nos jactamos cuando vamos fuera…

Me parece que seguiré yendo a mi playa del Chorrillo, donde doy paseos, salpico, juego, como tranquilo, me baño con mis escarpines y el ambiente si es más familiar…