El pasado enero comencé a trabajar como monitora educativa en un centro de menores, cambiando el trabajo que tenía como técnico en el archivo judicial, para sustituir a un trabajador que se encontraba liberado sindical.
Tras una serie de problemas de acoso laboral que sufrí y denuncié en febrero, en julio me comunican la finalización de mi contrato de trabajo, debido a que supuestamente se reincorporaba el liberado sindical al que sustituía el día 19 de julio.
Sin embargo, por compañeros del centro pude conocer que el delegado sindical que decía reincorporarse el pasado julio no había acudido a trabajar desde su supuesta vuelta. Según he averiguado hasta el momento, ese delegado sindical no ha trabajado ni un minuto, pero a mí se me ha despedido.
Ese delegado sindical:
• Desde el 19 de julio (fecha en que decía reincorporarse) hasta el 15 de septiembre ha estado de vacaciones y disfrutado de días de asuntos propios.
• Desde el lunes 18 de septiembre hasta el 23 de octubre ha vuelto a ser liberado sindical.
• El 3 de noviembre el director del centro en que trabajaba comunicó la necesidad de contratar a un monitor educativo para sustituir la baja por paternidad del mismo delegado sindical.
Todo esto me parece una gran injusticia. Se ha destruido mi puesto de trabajo sin razón, porque el trabajador a quien sustituía no se ha reincorporado de manera real en ningún momento desde que se terminó con mi contrato, y han pasado varios meses desde entonces hasta que el director del centró solicitó sustituirle cuando, de no haberme dejado sin trabajo, no hubiese sido necesario.
Me duele más aún que se haya producido mediante el uso de las facultades de un delegado sindical como instrumento, cuando se supone que son ellos quienes defienden a los trabajadores y garantizan la calidad en el desarrollo del empleo, y no ayudan a destruirlos.
Ahora sólo quiero recuperarme de todo esto y poder volver a trabajar para seguir adelante.
