El Día del Empresario

En el Día del Empresario, que se celebra el 27 de junio, se reconoce el insustituible papel de los empresarios en la sociedad como motor de la creación de bienestar y progreso. Artículo de Jordi Tarragona, Consejero de familias empresarias

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Este martes, 27 de junio, se celebra el Día del Empresario, que la ONU instituyó en 2017. Para ser empresario hay que ser un poco 'anormal'. La gente normal no ve oportunidades, no asume riesgos. En el proyecto Escola & Empresa de FemCat, que busca acercar a los estudiantes a la figura del empresario, se dice que entre la lista de características del empresario están el liderazgo, la empatía, el compromiso, la honestidad, la iniciativa, la asunción de riesgos, el espíritu crítico, la flexibilidad y el trabajo en equipo.

Hoy en día se habla más de emprendedores que de empresarios, olvidando que al igual que la oruga se convierte en mariposa, el emprendedor lo hace en empresario. En las escuelas de negocios se enseña a gestionar una empresa, pero ser empresario es más. El empresario además de gestionar emprende, y se juega su patrimonio. No se puede enseñar a ser empresario; por otro lado, el ADN no garantiza la transmisión de la voluntad ni de la capacidad empresarial. Pero tampoco la impide. El ecosistema familiar y social pueden facilitar la aparición y el desarrollo del espíritu empresarial.

Los motivos para ser empresario pueden ser muy variados, entre ellos: ganar dinero, crear o mantener un legado, crear puestos de trabajo, demostrar la valía, ser el propio jefe, la vanidad, defender el patrimonio familiar, cumplir el deseo de los progenitores.... Ser empresario es una de las cosas más excitantes que se pueden hacer con la ropa puesta.

Como dijo Peter Drucker "la grandeza del líder empresarial es saber cómo y cuándo debe marcharse". Hay que procurar que la presión político-social no le lleve a emprender el camino de los coetáneos de John Galt en la novela "Atlas" , de Ayn Rand. Por eso, lamentablemente, es necesario un día del empresario en el que se reconozca su insustituible papel en la sociedad, como motor de la creación de bienestar y progreso. El funcionamiento de la empresa requiere combustible y que las piezas encajen; el empresario lo hace posible.

Un empresario mira más el largo plazo que el corto, asume riesgos con prudencia, busca la mejora continua más que el pelotazo, prefiere ir sobrado de recursos que corto, le preocupa el encaje social de su proyecto.

Los políticos no crean empresa ni puestos de trabajo: lo hacen los empresarios. Lo que si pueden hacer los políticos es crear un entorno que facilite, o al menos no desincentive, el espíritu empresarial. Los empresarios requieren de los políticos sobre todo un marco legislativo abarcable, entendible y lo más estable posible; pero eso a lo mejor es como pedir peras al olmo.

Uno de los principales retos de las familias empresarias es transmitir a la siguiente generación el reto, el placer y la responsabilidad que supone ser empresario. Las dificultades son muchas, pero las satisfacciones mayores; y no necesariamente familiares. Los beneficios económicos son necesarios, pero decir que son el único motivo para ser empresario es como decir que vivimos para respirar. El reto es transmitir el espíritu emprendedor que será necesario en algún momento del futuro para redefinir el negocio, o para venderlo o cerrarlo y empezar de nuevo.

El día que se empiece a poner a las calles y plazas nombres de empresarios y que en los 'semáforos' de la prensa no económica salgan tantos empresarios como deportistas o artistas, ese día a lo mejor ya no será necesario celebrar un día del empresario.

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