Para el presidente, que Ceuta haya estado un 73% del tiempo en la situación de máxima alerta ha sido lo que obligó a tomar las medidas más restrictivas posible, al amparo de las competencias que le confería ser autoridad delegada, en los doce decretos que ha dictado y en los que ha mantenido inalterable, salvo el periodo navideño – previo acuerdo del Consejo Interterritorial del SNS- el cierre perimetral, ha restringido al máximo el número de personas que podía reunirse (2) y el toque de queda a las 22.00 horas.
Pero el fin del estado de alarma no implica el fin de la pandemia. Nada más lejos, ha querido dejar claro. Y es que aunque la incidencia a 14 días esté rozando el riesgo bajo (58 casos por 100.000 habitantes) y la de 7 días se sitúe casi en la normalidad, la presión hospitalaria no ha descendido de igual forma. La UCI continúa con un nivel de ocupación extremo, y el resto de indicadores están lejos de las medias nacionales. La situación sigue siendo, por lo tanto, muy preocupante: “Quienes piensen que por vencer el estado de alarma y bajar la incidencia acumulada esto se ha acabado, están muy equivocados. Las consecuencias de pensar eso y de no actuar de manera consecuente serían irreparables. El virus sigue matando, sigue estando presente, la UCI sigue en riesgo extremo y si algo hemos aprendido de la experiencia es que igual que baja de manera pronunciada sube “, ha añadido el presidente, que ha vuelto a apelar al compromiso y responsabilidad individual, en el cumplimiento de las medidas que dicten las autoridades sanitarias”.