LA CONTRACRóNICA

La venganza en el coliseo romano

Como esto de los gustos el libro está escrito en blanco no puedo dejar de pensar en esas comparaciones que vuelven a darse con el paso de los años y es, a resultas de las euforias y mogollones que se traen con los partidos de ida y vuelta en esto del fútbol.

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photo_camera Al finalizar el Ceuta - Sanluqueño se vivieron momentos de tensión entre algunos jugadores/ A. SEMPERE

La Tercera División para una ciudad como Ceuta, San Fernando o Algeciras, este año no u otros, equipos de solera que estuvimos en la Segunda-B e incluso la categoría de plata del fútbol español, nos hace bajarnos a la arena y tener que bregarnos como gladiadores en un coliseo romano.

A la vista de lo que ponga uno en un comentario ya pueden haberle partido la nariz a un entrenador, que haber puesto en duda la españolidad de Ceuta en muchos campos como insulto fácil y barriobajero se explica uno esto de las venganzas.

Hace 33 años y luego me dirán que soy muy viejo nos las tuvimos que ver con el Antequerano, un equipo que se convirtió en la revelación del grupo de la Segunda B y que en su campo de tierra hizo acopio de las sobras del conjunto del  CD Málaga que militaba entonces en Primera División.

Ni que decir que las palabras de Evaristo Carrió con eso de ganar sin bajarnos del autobús, trajo una encerrona de aúpa en el campo de Antequera y donde los puñetazos y provocaciones fueron delo lindo y todo se dejó para el partido de vuelta.

El miércoles pude comprobar que nos las teníamos tiesas con el Sanluqueño por el recuerdo del jugador Juanmi Becerra y el puñetazo a José Antonio Asián en la algarada tras el banquillo. Ayer el jugador no fue convocado por decisión técnica y el conjunto sanluqueño vino escoltado hasta el Murube en prevención de males mayores, pensando que aquí los echarían a los leones o algo parecido.

La casualidad quiso que me viniese a la memoria la igualdad de aquel partido de los ochenta ante el Antequerano, donde los malagueños se quedaron con nueve al igual que el Sanluqueño y terminó de igual manera, empate a cero.

Se pensaba tanto en la venganza que quizá no se pensó tanto en el partido y evitar las provocaciones y pérdidas de tiempo de balón y ver esas carreras con el número 16 Reales al final del partido buscando algún jugador caballa que ajustar cuentas, y ese maremágnun de golpes y cates en el pasillo a los vestuarios.

Al final siempre quedará otra vez eso de para la vuelta nos veremos las caras así como los horarios, árbitro neutral y que no nos pille el Levante ni cualquier contratiempo, que en Ceuta somos especialistas en esos problemas y para mucho más.

Llevamos la media inglesa al revés pero estamos ya 14 jornadas invicto y el equipo no se arruga ante nada y unas veces marca y otras veces no coge puerta y podemos presumir de tener un centro del campo y una delantera con dos jugadores por puesto, pero no siempre vamos a ir ganando a la media hora por un tres a cero.

Del coliseo romano es mi comparación por la manera que tienen algunos aficionados que parece ser que ponen a voz en grito cada vez que van al Murube y sacan toda la ira que tienen en el cuerpo, donde parece ser que en casa no abren la boca y son sumisos y modositos en el trabajo y llegan al campo y a los cinco minutos están escupiendo sapos y culebras y modales y gestos que dejan mucho que desear.

Para estas cosas era único, un delantero rubio que venía curtido y de vueltas del fútbol Carlos Lope-Acosta Lorenzo, aquel que sufrió fractura de tibia en el verano y que el hombre estuvo todo el año ahí sufriendo con la recuperación pero que Manolo De la Torre le pidió por favor que adelantara su entrada en el once titular.

En un partido ante el Parla donde el Ceuta ganó cinco a cero, paradojas de la vida el rubio Lope Acosta no había metido un gol y falló ocasiones claras de lo lindo, y un aficionado de esos de la época que se salía del cuerpo a grito pelado, ya empezó a pasarse con el delantero rubio y al final del partido, Lope Acosta le invitó a  quedar con él, en la puerta del vestuario ante lo que al aficionado se le cambió la cara y se puso blanco y no dijo ni mu.

A veces esas euforias y esos mogollones de echar a todo el mundo en el mismo saco y a los leones, no saben que los jugadores están pasados de revoluciones y  a 200 pulsaciones  para que algún aficionado de esos domingueros le caliente la moral y salga algún Reales o un Lope Acosta y te diga, mira paisano te espero abajo los dos solitos.