El Instituto de Educación Secundaria Clara Campoamor de Ceuta celebra hoy su día más importante, en conmemoración del nacimiento de la pionera del sufragio femenino. A pesar de un ligero retraso debido a condiciones meteorológicas imprevistas, el centro educativo se ha llenado de una variedad de talleres, mostrando el trabajo en curso de los estudiantes del ‘Clara’.
Los talleres formativos, de carácter lúdico, buscan fomentar la convivencia y acercar los diferentes sectores del centro, ofreciendo a los estudiantes una visión más cercana y relajada de sus profesores, alejada de la rigidez de la jornada lectiva habitual.
Uno de los talleres se ha centrado en el arte de tejer, dirigido por la profesora Verónica. Ganchillos y lanas han creado un crisol de colores que ha servido para unir generaciones, contando incluso con la participación de los abuelos de los estudiantes. Este es el caso de Mohamed Mohamed, que a sus setenta y tantos años ha descubierto el crochet y ha disfrutado mucho de la actividad en el instituto de sus nietos.
El medio ambiente también ha tenido su espacio, con un taller de cultivo hidropónico, presentado por Flavio. Este taller mostraba el trabajo realizado por los estudiantes de Segundo de FP Básica, en la rama de Agraria. Con una inversión que oscila entre los 100 y los 200 euros, cualquiera podría tener un sistema similar en casa. Además, es sostenible, ya que el agua se reutiliza en un sistema cerrado y no se utiliza sustrato para el cultivo de las plantas. Es un proyecto en el que los estudiantes se han implicado tanto que, según el profesor de Agrarias, “no quieren que nadie lo toque”.
Uno de los cursos más novedosos del pasado año en el IES Clara Campoamor ha sido el de confección y moda. Juan Jesús, jefe de departamento, valora como “muy buena” la acogida de este ciclo formativo que, en los dos años desde su implantación, ha visto cómo ha cambiado la edad media de los estudiantes. El pasado año rondaba la cuarentena y este curso ha bajado de forma considerable. Uno de los atractivos ha sido la posibilidad de que el público en general pudiera personalizar sus propias prendas con bordados, un servicio con un precio simbólico de dos euros y para el que ya hay lista de espera.
