"Siéntate y reflexiona" pero compartiendo ideas

La Comisión de Igualdad del IES Almina fomenta el espíritu crítico entre su alumnado, creando espacios para el diálogo, con debates, como el que se llevó a cabo este viernes en el que se trataron diversos temas relacionados con las desigualdades y la violencia de género

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photo_camera Juan Luis Aróstegui, durante el debate en que se trataron temas relacionados con las desigualdades y la violencia de género (C.A.)

Tener un pensamiento crítico se traduce en "tener la capacidad de crear nuestro propio punto de vista a partir de la información que recibimos. Y esta capacidad conlleva múltiples beneficios, como por ejemplo, ayudarnos a evaluar y analizar las situaciones y es necesario para el desarrollo autónomo de los niños y niñas". Ésta es la teoría. Ponerla en práctica es más complejo, sobre todo en los centros educativos. Pero esa es una barrera que se ha propuesto superar el IES Almina a través de su Comisión de Igualdad, creando espacios para el diálogo, donde la escucha activa y el pensamiento crítico se ponen en práctica.

Bancos morados
“Bancos Morados” con frases contra el maltrato que conciencian sobre la igualdad y 'dan que pensar'

Uno de los integrantes de esta comisión es Juan Luis Aróstegui Ortega, profesor de filosofía. Aróstegui asegura que "nosotros creemos que el alumnado tiene un problema a la hora de crear y, sobre todo, compartir sus propias opiniones e intentamos darles herramientas para paliar este déficit".

Uno de los principales problemas que arrastra el sistema educativo es que "el alumno llega al final sabiendo copiar muy bien, sabiendo memorizar, pero a la hora de construir juicios y, sobre todo, a la hora de expresarlos tienen serias carencias". Por ello, eventos como el que se llevó a cabo este viernes en el salón de actos del 'Almina' consiguen "no solo fomentar el diálogo entre ellos", sino que "les despierta el interés para disponer de esas herramientas", afirma Aróstegui.

Evaluar dónde radica el problema del escaso pensamiento crítico de los adolescentes es complejo pero quizás el quid de la cuestión se encuentre, ahora más que en épocas anteriores, en el salto generacional con el añadido de "la brecha digital y en la forma que ellos reciben los contenidos, el mundo" y que condiciona la forma en la que los jóvenes se expresan, apunta Aróstegui, que "es diferente a la de épocas anteriores y nos cuesta entenderlo". Un 'mundo distinto' que se puede percibir con un simple ejemplo: la escritura. "Mis alumnos, salvo lo que se les manda en clase, no escriben en papel". Usan algo que se ha convertido en una extensión de sí mismos, el teléfono móvil.

La educación 'convencional' exige silencio, copiar, escuchar y memorizar y después "le achacamos que no tengan una opinión propia cuando, desde pequeños, no hemos fomentado es espíritu crítico" apunta Aróstegui que añade que "la reflexión es la parte fundamental de toda educación. En filosofía me parece indispensable que no repitan lo que dijo un señor hace 3000 años. Necesito que reflexionen sobre lo que ese señor dijo hace 3000 años. Le quitamos voz a los niños cuando ellos son más que capaces de establecer sus criterios y salen cosas muy interesantes".

Aula de naturaleza, recién creada, del IES Almina donde poner en práctica charlas dialógicas
Aula de naturaleza, recién creada, del IES Almina donde poner en práctica charlas dialógicas

Dar a los jóvenes voz en las aulas forma parte de la línea educativa del Almina, donde en breve se inaugurará un 'aula de naturaleza' donde se pondrán en práctica charlas dialógicas, que fomentarán la participación en debates entre los alumnos del centro que se sumarán a los que organiza la Comisión de Igualdad. "Cuando escucho a los alumnos, los veo participar, formando sus propias opiniones, defendiéndolas, me cuesta mucho trabajo que no se me caiga la baba porque es el fruto del trabajo que estamos haciendo y es precioso comprobar que ellos acaban orgullosos de sus procesos mentales. Como docente, estos eventos, es lo más bonito que podemos encontrar", asevera Aróstegui.

Un trabajo, el de la participación en los debates, que no es sencillo por la falta de costumbre pero que cuando se da, es motivo de satisfacción para el profesorado que los fomenta. "Cuando un alumno te plantea una opinión y si ese tema le ha llevado a un punto de debate, hay que ver a dónde lleva ese planteamiento entre todos. Es muy divertido comprobar esas cabezas tan despiertas, esas ideas. En clase somos 31, contándome a mí, y cada uno plantea el tema que estamos dando, llevándoselo a su propio terreno, vislumbrando sus propias ideas y al ponerlas en común, te lleva crear un edificio entre todos que es precioso", sentencia este profesor de filosofía, integrante de la Comisión de Igualdad, que pretende que sus alumnos construyan 'edificios' con unos buenos cimientos de sólidas ideas.