Un botellón «brutal» la noche del sábado hace temer a los vecinos de la plaza por su descanso toda la feria

Más allá de las 2 de la pasada madrugada del sábado al domingo, la primera de Feria, en la plaza Alcalde Ricardo Muñoz, seguían de botellón decenas de jóvenes perturbando el sueño de la vecindad

La contaminación acústica de la Feria se extendió esta primera noche de Feria hasta límites insospechados y llegó a la plaza del Teniente Ruiz y la del Alcalde Ricardo Muñoz. Un macrobotellón “brutal” o “salvaje”, según los afectos, los vecinos, y los locales de hostelería de la plaza hace temer a los vecinos ahora por su descanso durante el resto de las noches de Feria y claman a la Ciudad que le ponga freno para que no se repita.

Alcanza con ver las imágenes para apreciar la dimensión del mismo. La plaza parecía vivir una reedición de la Tardebuena, pero en pleno agosto. Cuando después de años de lucha los vecinos han logrado que los locales de hostelería sean respetuosos y cumplan, ahora se han encontrado con este otro problema que pone en jaque su descanso.

“Yo cuando empezó estaba en la Feria, pero es que duró hasta las dos y pico. Vale que es sábado, que es Feria, pero para una persona que trabaja a turnos, o es enfermera, el descanso es el descanso. Y esa plaza amplía el ruido una barbaridad. Yo mañana (el lunes) me levanto a las 8 de la mañana para trabajar y con las ventanas cerradas en verano no puedo estar”, relata una vecina que más que el sufrimiento del sábado cuenta su miedo a que no le dejen dormir toda la semana de Feria.

“Mañanas todos madrugamos”, apunta la misma vecina que lamenta que “quitaron el botellón de donde no molestaba a nadie, de las escolleras, de la plaza del cuarto árbitro, que la llaman los jóvenes, y no lo quitan de aquí”, sigue son su queja.

No lo quitan porque los vecinos llamaron al 112, pero la situación había desbordado cualquier previsión. La de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que estaban volcadas en el dispositivo de Feria y, más que probablemente las de la empresa de limpieza viaria, porque la zona como es habitual tras un botellón se quedó como una batalla campal.

“Yo comprendo que la gente joven, aunque esté prohibido por las ordenanzas tengan que hacer lo suyo, pero es que esto no se puede consentir en una plaza céntrica como esta que amplía el ruido una barbaridad. Los han echado de donde no molestaban y ahora no los echan de aquí”, prosigue esta vecina.

La situación vivida esta primera noche de Feria parece de tal calibre que ha logrado poner de acuerdo y reconciliar a los vecinos con los locales, que también vivieron su propio calvario. “En esto estamos en el mismo barco. A la chica del Dylan la invadieron”, confirma la vecindad.

Y en los locales hay el mismo sentimiento de impotencia, levantan la persiana, pagan sus impuestos, tratan de cumplir para no molestar con los vecinos, sufren frecuentes inspecciones, también acústicas de la Policía Local, que en ocasiones acaban en expedientes sancionadores que tienen que pelear para ver estupefactos como cientos de jóvenes pueden poner la plaza patas arriba sin mayores consecuencias que las molestias que generan.

Además, como cualquiera puede imaginar, de ensuciar la plaza, hicieron uso indiscriminado de los servicios sanitarios de los propios locales en los que no estaban consumiendo. “Eso es lo de menos, lo de más es que incluso había clientes que acabaron por marcharse o que directamente desistieron porque para acceder había que sortear esa multitud, venían a tomarse una copa tranquilos aprovechando que todo el mundo estaba en la Feria y se encontraron con un macrobotellón”, relatan desde uno de los bares.

Vecinos y hosteleros esperan que la situación se aborte antes de que se vuelva a desbordar este mismo domingo para poder tener una Feria en paz, como estaba previsto al estar alejados del núcleo de la fiesta.