El "blindaje" en la valla de Melilla aboca parte de sus flujos migratorios a Ceuta

El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla se encuentra a una capacidad histórica del 0,2%, mientras que en Ceuta alcanza el 67%.

Salto de la valla en Benzú (C.A/ARCHIVO)
photo_camera Salto de la valla en Benzú (C.A/ARCHIVO)

Ceuta se ha posicionado esta última mitad del 2022 como puerta de entrada para flujos migratorios que tradicionalmente han optado por el cruce, principalmente vía terrestre, a través de la otra frontera sur, la de Melilla. ¿El motivo? La tragedia que se desencadenó el pasado junio en la ciudad hermana que se saldó con la muerte de, al menos,  23 inmigrantes se ha resuelto desde entonces con el aislamiento del perímetro y, sobre todo, en la zona del país vecino. “La valla está blindada. Marruecos está realizando un control muy exhaustivo”, afirma una fuente cercana a los migrantes que están accediendo a Ceuta. “El CETI de Melilla está bajo mínimos, con solo diez internos, lo que directamente se puede traducir o interpretar en ese cerrojo de su valla”, señala. En términos porcentuales el Centro de Melilla se encuentra a una capacidad histórica del 0,2%, mientras que Ceuta se mantiene en las cifras pospandemia de un 67%, con 344 internos.

Los datos de entradas también reflejan estos hechos, tal y como recogen los balances quincenales y mensaules publicados por el Ministerio del Interior. Si las llegadas terrestres a Melilla hasta el 15 de junio eran de 954 personas- un 103% más respecto al mismo periodo de 2021-, a fecha del 15 de noviembre son de 1167 migrantes, lo que se traduce en una caída del 92% en cinco meses. Mientras,  en Ceuta se ha producido un incremento de cinco puntos porcentuales. De 448 entradas en junio a 920 en noviembre. Es decir, en menos de medio año han accedido a la ciudad más del doble de los que traspasaron el perímetro durante el primer semestre de este ejercicio, cuando cabe recordar que la presión al otro lado de la frontera sur siempre ha sido superior. En comparativa de cifras, el año previo a la pandemia, el 2019, Ceuta contabilizó durante el periodo previamente mencionado 1.163 entradas terrestres, mientras que en la ciudad hermana se elevaban a 4.053.

“A Ceuta ha llegado tanto el rebote de los que no consiguieron acceder en junio, como los que no pueden pasar ahora. Los sudaneses, por ejemplo, han cruzado tradicionalmente por Melilla. Lo han intentado siempre primero por allí, y ahora están entrando por nuestra ciudad”, relatan las mismas fuentes. Precisamente, los nacionales de Sudán son uno de los grupos mayoritarios que residen en el CETI y reflejan el cambio de tendencia, en cuanto a nacionalidades se refiere, que está acogiendo el centro. Sin embargo, la coyuntura melillense es tan solo uno de los factores que está propiciando un cambio en las rutas migratorias y, con ello, en las llegadas de migrantes que habían buscado, previamente, otro canal de acceso a Europa. “A raíz de los sucesos de mayo (del pasado año) se abrió una veda, con la entrada de sudaneses y yemenís. Desde entonces han continuado llegando migrantes de esas nacionalidades. Es el punto de inflexión a un cambio de tendencia”.

A Sudán y Yemen, se les unen en el CETI grupos de sirios, que son más recientes y posteriores a los acontecimientos de mayo del 2021, nacionales de Guinea-Bisáu, Burkina Faso y Palestina, así como el incremento registrado en los últimos meses de argelinos, cuyos registros son más habituales en Ceuta.

El control de Marruecos

Han pasado ocho meses desde la firma en Rabat de las nuevas relaciones entre España y Marruecos. Un giro en las relaciones de política exterior que se materializó en el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países. El Ejecutivo de Sánchez puso en valor que el acuerdo incluía el compromiso de Marruecos con el control de los flujos migratorios. Y los resultados, al menos en las vallas de Ceuta y Melilla, registran un descenso de casi un tercio en las entradas por vía terrestre desde que el acuerdo se hizo efectivo. Por establecer una comparativa en cifras, en 2019, hasta el 15 de noviembre habían accedido a Ceuta por vía terrestre 1.163 personas; 4.053 lo hicieron por Melilla. Mientras este 2022 registra una caída en picado en las dos ciudades que, sobre todo, se contabiliza en las estadísticas a partir de abril -cuando se firmó el citado acuerdo-. Las entradas terrestres han sido 920 y 1167 (un descenso del 20% y 71%), respectivamente.

Misma tendencia en los accesos vía marítima. Ceuta pasa de 535 a 121, mientras que Melilla lo hace de 485 a 144, un 77% y 70% menos.