La Delegación del Gobierno recurrirá a la Guardia Civil para disuadir a los coches-patera de continuar con el trasiego de mercancía a través de la frontera

La explanada de Loma Colmenar, inerme frente a los colapsos

La Delegación del Gobierno trata de hallar una solución para que el área de embolsamiento de vehículos ofrezca soluciones a la congestión del tránsito en la frontera. Durante la noche de ayer, las esperas para salir a Marruecos alcanzaron las siete horas.

Vehículos estacionados en la zona de embolsamiento de Loma Colmenar (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Vehículos estacionados en la zona de embolsamiento de Loma Colmenar (C.A./ARCHIVO)

La situación de colapso en la frontera amenaza con convertirse en crónica. Las medidas adoptadas por la Delegación del Gobierno para primar el paso hacia Marruecos de los vehículos conducidos por turistas y residentes, que entraron ayer en vigor, se han revelado ineficaces para aliviar las congestiones en el tránsito a través del paso de El Tarajal.

Las esperas de los vehículos en la explanada de Loma Colmenar se alargaron anoche hasta las siete horas. La falta de interlocución entre las autoridades de uno y otro lado de la frontera y la firme decisión de Marruecos de continuar con sus rigurosos controles para evitar la entrada de mercancías en el país han conducido a un callejón sin salida.

Los controles policiales marroquíes mantuvieron paralizados los vehículos en el puente internacional, sometidos a inspecciones que se demoraban hasta los 15 minutos. Además, impedían la entrada a motocicletas españolas bajo el argumento de que los permisos de sus conductores no son aceptados en el país.

La Delegación del Gobierno ha ordenado que a partir del próximo lunes agentes de la Guardia Civil se desplacen ocasionalmente hasta la parcela de Loma Colmenar para disuadir a los vehículos-patera de trasegar mercancía a través de la frontera.

La situación remite a tiempos anteriores a la apertura del área de embolsamiento de vehículos de Loma Colmenar. La apertura de esta parcela, paso obligado de todos los automóviles que se dirigen al país vecino, consiguió aliviar los flujos a través de la frontera durante meses. La suspensión del porteo decidida unilateralmente por Rabat y el endurecimiento de los controles aduaneros marroquíes han venido prácticamente a inutilizar la zona de estacionamiento como regulador del tráfico rodado hacia El Tarajal.