Se dice que el refranero español es muy sabio por lo que en numerosas ocasiones hay que encomendarse a él. «No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia» viene como anillo al dedo a una ciudad en la que es practica habitual desechar cualquier cosa en la calle.
Excrementos de animales de cuatro patas, orines de los de dos, envases, colillas y hasta colchones, neveras o lavadoras. Cualquier objeto, cotidiano o no, es susceptible de acabar sobre las aceras y las calles de Ceuta que van acumulando mugre.
Pero hay otras suciedades que inundan la ciudad que no se origen de la manos de los vecinos, valga como ejemplo los «regalos» caídos del cielo, que en determinados lugares crean alfombras de guano siempre que no caigan sobre el parabrisas de cualquier vehículos estacionado en la calle.
Hay barriadas de la ciudad donde la suciedad se ha convertido en un mal endémico. Una de ellas, Príncipe Alfonso, donde llevan años denunciando el problema de la inacción de quienes pudiendo adoptar decisiones para que la situación cambie no lo hacen.
La ciudad está sucia y los ceutíes piden responsabilidades, sobre todo a través de las redes sociales, pero la pregunta es a quién.
Con un expediente de modificación de crédito sobre la mesa que tenía un incremento de varios millones de euros destinados a la empresa de limpieza viaria y recogida de basura Trace que está sin contrato, una vez que éste expiró el 31 de enero de 2023 y sin una nueva licitación del mismo a la vista, la pregunta se responde sola. El responsable último de la limpieza viaria y de la recogida de basuras es la Ciudad, que no sus ciudadanos, por muy poco aseados que algunos de los ceutíes sean.
La Ciudad no ha buscado una solución al problema de la limpieza, ya esté el contrato en manos de TRACE, municipales o del sursuncorda.
