Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa: el proyecto que quería unir dos continentes con una presa

Un arquitecto alemán planteó en 1928 la construcción de una presa en el Estrecho de Gibraltar que reduciría el nivel del Mediterráneo y crearía nuevas tierras para la agricultura y la urbanización

Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa (YouTube)
photo_camera Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa (YouTube)

¿Quién no ha soñado en alguna ocasión con poder cruzar desde Ceuta hasta Algeciras conduciendo o dando un largo paseo? En días claros, la costa gaditana parece estar a tiro de piedra, pero las condiciones del Estrecho no han permitido, hasta el momento, la construcción de una infraestructura que permita cumplir ese sueño de prescindir de barcos y helicópteros para cruzar el Estrecho.

Pero si un túnel o un puente parecen proyectos inviables en 2024, imaginen qué pensarían los ceutíes de 1928 cuando un arquitecto alemán, Herman Sörgel, ideó un proyecto para construir una presa en el Estrecho de Gibraltar: Alantropa, una alocada idea para cerrar el paso de aguas desde el Atlántico al Mediterráneo y que Europa ganase terreno desecando el mar.

¿Qué era Atlantropa?

Atlantropa era el nombre de un proyecto ideado por el arquitecto alemán Herman Sörgel en los años 20, que consistía en construir una presa en el Estrecho de Gibraltar para cerrar el paso de aguas desde el Atlántico al Mediterráneo. El objetivo era desecar parte del mar y ganar terreno para la agricultura y la urbanización, así como generar energía hidroeléctrica. Sörgel pensaba que su proyecto resolvería los problemas de Europa, que sufría una crisis económica, social y política tras la I Guerra Mundial.

¿Cómo se llevaría a cabo Atlantropa?

Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa
Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa

Según los planes de Sörgel, la presa de Gibraltar tendría unos 35 km de longitud y unos 300 m de altura, y estaría equipada con turbinas que producirían unos 50.000 megavatios de electricidad, la mitad de lo que necesitaba la Europa de entonces. La presa provocaría una bajada del nivel del Mediterráneo de unos 100 metros en la parte occidental y unos 200 metros en la oriental, lo que permitiría recuperar unos 660.300 km² de tierra, un área mayor que la superficie de Francia. Además, Sörgel proyectó otros diques en el mar Rojo, el mar Negro y el mar de Mármara, así como un túnel ferroviario entre España y Marruecos, una autopista entre Túnez y Sicilia, y un canal para preservar la laguna de Venecia.

¿Qué beneficios tendría Atlantropa?

Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa
Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa

Sörgel creía que Atlantropa traería numerosos beneficios para Europa y África, tanto económicos como políticos y culturales. Por un lado, la presa generaría empleo, energía y recursos agrícolas, lo que impulsaría el desarrollo y el bienestar de la población. Por otro lado, la presa fomentaría la cooperación y la integración entre los países europeos y africanos, lo que evitaría el riesgo de una nueva guerra. Sörgel soñaba con crear una federación pacífica y próspera entre los dos continentes, a la que llamó Panropa.

¿Qué problemas tendría Atlantropa?

Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa
Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa

Sin embargo, Atlantropa también tendría graves problemas e inconvenientes, tanto técnicos como ecológicos y sociales. Por un lado, la construcción de la presa supondría un desafío de ingeniería sin precedentes, que requeriría una gran inversión y una larga duración. Por otro lado, la alteración del nivel del mar tendría efectos devastadores sobre el clima, la biodiversidad y la cultura del Mediterráneo. La reducción de las precipitaciones, el caudal de los ríos y la salinidad del mar afectarían a la flora y la fauna, así como a la pesca y el turismo. Además, la transformación del paisaje y el patrimonio histórico provocarían la pérdida de la identidad y la diversidad de las regiones mediterráneas.

¿Qué pasó con Atlantropa?

Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa
Ceuta, puerta de entrada a Atlantropa

Atlantropa nunca llegó a realizarse, aunque Sörgel dedicó gran parte de su vida a difundir y defender su proyecto. El arquitecto consiguió el apoyo de algunos políticos e ingenieros, así como de la opinión pública, pero también se encontró con la oposición y el escepticismo de muchos otros. La llegada al poder de los regímenes fascistas en Europa, que no compartían su visión pacifista y humanista, supuso un duro golpe para sus aspiraciones. La II Guerra Mundial y la muerte de Sörgel en 1952 pusieron fin a su sueño megalómano. Hoy en día, Atlantropa es recordado como un ejemplo de utopía arquitectónica y de ingenio creativo.

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