ANTE FINAL MILITAR DEL DAESH

Las ciudades europeas ante la llegada de los yihadistas retornados

Las ciudades europeas, a pesar del sufrimiento y dramatismo de los atentados, apenas sufre el terrorismo yihadista global. Eso puede cambiar en un futuro cercano. Los retornados son la amenaza que temen los servicios de seguridad. Los expertos debaten sobre el tipo de estrategia más adecuada

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Las ciudades europeas, a pesar del sufrimiento y dramatismo de los atentados, apenas sufren el terrorismo yihadista global. Eso puede cambiar en un futuro cercano. Los retornados son la amenaza que temen los servicios de seguridad. Los expertos debaten sobre el tipo de estrategia más adecuada.

La amenaza terrorista a nuestra seguridad es evidente y creciente, Pero, si somos sinceros, es mucho menor en las ciudades europeas que en cualquier otra parte del mundo.

La mayor parte de los asesinatos producidos por ataques terroristas se concentran en Oriente Medio, África y Asia, en atentados que apenas ocupan espacio en nuestras noticias. El drama sufrido en Barcelona y Cambrils apenas hubiera sido noticia en Siria.

Los atentados de Londres, Manchester o Barcelona han sido atroces. Pero solo 56 europeos han muerto por atentado. A 31 de Agosto de 20017, se habían producido 929 ataques terroristas en todo el mundo con 5461 muertos en lo que va de año. Europa ha sufrido dolo el 1% del los asesinatos por terrorismo.

La amenaza no es pequeña: Atenas, Bruselas, Copenhage, Hamburgo, Londres, Manchester, Niza ,Paris, Praga,  Estocolmo, Barcelona, Cambrils, ciudades que han sufrido este 2017 atentados, lo atestiguan.

 

La estadística anual

Se estima que 142 ciudadanos y ciudadanas europeas fueron asesinados en 2016, la mayor parte de las víctimas en Francia (92), Bélgica(32) y Alemania (26)

En 2015, los asesinatos alcanzaron a 176 personas. De nuevo la mayor parte en Francia (161) y el resto en Dinamarca(2), Alemania(5)m Grecia (1) y Reino Unido (1).

Entre los años 2010 y 2014 se produjeron un total de 37 atentados terroristas en países europeos que produjeron 33 asesinatos.

Puede observarse que han sido los años 2014 a 2016 los más durtos y Francia el país más castigado. Esto tiene que ver con la evolución de la guerra en Siria con la bélica actitud francesa en África y Medio Oriente.

 

Francia la más insegura

Francia realiza operaciones militares en todo el Sahel y África del Norte, así como con la coalición encabezada por Estados Unidos contra el Estado Islámico en Siria e Irak.

Después de cada ataque yihadista, Hollande- presidente francés- anunciaba más fuego y azufre contra el Estado islámico: Después de los ataques de París del 13 de noviembre, que mataron a 130 personas, los ataques aéreos franceses golpearon la capital de Raqqa en Siria. Después del ataque de Niza, se reforzaron las acciones en Irak y en Siria.

 

Las organizaciónes terroristas y Europa

Es relevante, por otra parte, evaluar los ataques que producen las distintas organizaciones que operan en el mundo del terrorismo islamista radical. En 2017, Al Qaeda ha realizado 319 atentados, Boko Haram (Nigeria) ha contabilizado 501 ataques, los talibanes han provocado 869 y los radicales kurdos 37; en Asia, Al Shaabab es autora de 357 casos. Los atentados europeos proceden del Daesh que ha reivindicado 2291 atentados en lo que va de año; los atentados europeos son en realidad una minúscula parte de ellos.

 

La amenaza del retorno

Entre 2011 y 2016, cinco mil musulmanes europeos volaron a Siria, datos en los que coinciden los analistas europeos y los norteamericanos. Los servicios secretos europeos consideran que, al menos tres mil de ellos podrían empezar a retornar tras la esperada caída de Raqqa, el último bastión sirio del Daesh que se espera para Octubre, según los observadores de las Naciones Unidas.

A medida que el territorio del califato ha comenzado a contraerse, el flujo de combatientes extranjeros ha comenzado a desacelerarse desde un máximo de 2000 por mes cruzando la frontera de Turquía en 2011 a alrededor de 50 a finales de 2016.

Caídos Mossul y Raqqa. una marea de repatriados que supera los 15.000 combatientes extranjeros pueden lanzarse sobre las fronteras, afirma el Centro de Información Contra el Terrorismo de la Haya en su última revista editada. En Europa habría ya al menos entre 1.200 y 1.300 retornados. Son alrededor del 30% de los cerca de 4.000 europeos que han recibido instrucción militar y han combatido con los yihadistas.

Los repatriados son percibidos como una amenaza por dos razones: en primer lugar, su mayor capacidad de llevar a cabo los ataques, como resultado de la experiencia en el campo de batalla y por disponer de una red de conexiones.

En segundo lugar, su presunta motivación para hacerlo.

Mientras que algunos estudios recuerdan que la mayoría de los repatriados no presentan un peligro agudo (sólo 1 de cada 360 retornados cometieron un ataque después de su regreso), otras evidencias sugiere que un número significativo de repatriados permanecen como miembros activos en redes extremistas, como animadores, líderes o influencers cargados de carisma.

 

Estrategia suave o fuerte contra el retorno 

Un enfoque "duro" gozará de apoyo social, sin duda. Esto incluye varias medidas administrativas, tales como la revocación de la ciudadanía y la emisión de prohibiciones de entrada, la persecución y las largas penas de prisión. Sin embargo, además de las dificultades de estas medidas administrativas, muchos sistemas de justicia hacen difícil el enjuiciamiento de los combatientes extranjeros. A menudo, no hay pruebas contra los retornados o sólo pueden ser procesados ​​por delitos relativamente menores, y con sentencias cortas de prisión.

Las llamadas estrategias suaves enfatizan una serie de políticas que reconocen que no todos los repatriados son iguales - son un grupo heterogéneo que incluye a aquellos que están dispuestos a cometer ataques, a los desilusionados con la vida bajo Daesh e incluso a aquellos que podrían ser vistos como "víctimas" del reclutamiento terrorista como niños y familiares de combatientes extranjeros.

Estas políticas, sin embargo, requieren el mantenimiento de unas políticas urbanas a las que la tradición europea no está acostumbrada (medidas de seguridad) y a mantener activos policiales, sistemas de información y vigilancia de los itinerarios de radicalización que pueden chocar, sin duda con las actitudes multiculturales que se han desarrollado en el continente.

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