Agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos se han incautado en el marco de la operación conjunta «Vikin-Alijo Verde» de más de 50 toneladas de marihuana. El operativo ha permitido el desmantelamiento de ocho plantaciones en dos provincias catalanas (siete en Barcelona y una en Tarragona) y la detención de 20 personas acusadas de la presunta comisión de los delitos de defraudación de fluido eléctrico y contra la salud pública.
La operación se ha desarrollado a lo largo de cuatro gases. Tras las dos primeras se logró intervenir un total de 11 toneladas de sustancia estupefaciente. La tercera fase de la investigación se inicia tras encontrar documentación de una sociedad mercantil ubicada en la provincia de Tarragona.
El balance final de la investigación es la aprehensión de 51.904 kilogramos de marihuana intervenida, con más de 187.000 plantas de marihuana aprehendidas y 19 toneladas de cogollos.
Además se han incautado un total de dos armas de fuego, cuatro armas de aire comprimido y un arma blanca y se ha intervenido multitud de material informático e innumerables útiles para el cultivo y manufactura de la sustancia vegetal, destacando más de 3.000 lámparas de crecimiento, humidificadores y sofisticadas máquinas recolectoras entre otras.
Investigaciones
Las averiguaciones de los agentes permitieron localizar una finca rústica donde se encontraría la plantación, ubicada en un recóndito paraje de muy difícil acceso. En septiembre se procedió a la entrada y registro en la finca, donde se localizaron más de 40.000 plantas de marihuana y 15 toneladas de cogollos. Cinco personas fueron arrestadas por un delito contra la salud pública.
Ya en octubre, se desmantelaron dos nuevas plantaciones de marihuana, en esta ocasión en el término municipal de la localidad barcelonesa de Cabrera de Mar. Las plantas se encontraban camufladas, bajo supuestas plantaciones de cáñamo legal. En esta cuarta y última fase se han incautado en la finca más de 13 toneladas de marihuana y se ha detenido a cuatro individuos por tráfico de drogas y por defraudación de fluido eléctrico. Esta plantación contaba con un suministro energético fraudulento.
Además, en esta última fase, se ha detectado una mayor especialización del proceso, con una elevada inversión en útiles e instrumentos para el cultivo y manufactura de las plantas. En el interior de la finca se halló una sala tipo bunker, con paredes reforzadas, para evitar el robo de la mercanía y se han incautado dos armas de fuego y dos pistolas de aire comprimido.
El nexo común en lo que respecta a las cuatro fases de la investigación es que todas las plantaciones de marihuana se escondían bajo supuestas plantaciones de cáñamo legal, dedicadas en realidad al cultivo, recolección y distribución de marihuana sin los permisos administrativos necesarios para un cultivo legal, camuflándose bajo una sociedad mercantil y ubicándose entre otras naves con actividad industrial legal.
