NEXOS TAMBIÉN CON EL ISLAMISMO RADICAL

Las vinculaciones de la CUP con la antigua Jarrai verán la luz tras la Diada

La movilización ciudadana y la desobediencia civil que pide la CUP de cara al 1 de octubre pondrá de manifiesto los métodos enseñados por los independentistas vascos, con quienes tienen conexiones desde hace meses

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photo_camera Uno de las reuniones asamblearias de la CUP (E.D.)

La llamada a la “movilización permanente” que ha realizado la CUP esta Diada para garantizar que se votará en referéndum el 1 de octubre no sorprende. Tampoco que consideren que será necesario acudir a la “desobediencia y a la movilización en la calle”, tal y como ha pedido el diputado Carles Riera este lunes. Son tácticas utilizadas en el pasado en España por grupos radicales, sobre todo de apoyo a ETA en el País Vasco.

El independentismo catalán sabe que tiene el terreno abonado para cualquier movilización más allá de las meras manifestaciones con la CUP. Los socios de legislatura de la antigua Convergencia -una confluencia de diversos grupos reunidos bajo el paraguas de una Candidatura de Unidad Popular (CUP)- tienen más que ensayadas sus técnicas de presión social, tanto que los servicios de información e inteligencia vinculan directamente a su asociación juvenil, Arran, con grupos juveniles como Ernai, que muchos consideran heredera de Segi -a su vez, de la esfera de la antigua Jarrai, el grupo juvenil que fue definitivamente declarado ilegal en 2007 por su vinculación a ETA-.

Desde hace meses, expertos de la lucha antiterrorista tienen puesta la lupa en la vinculación entre organizaciones independentistas extremistas vascas y catalanas y están convencidos de que, en el caso de la CUP, no han existido manifestaciones violentas ya que han conseguido dar una vía política a sus motivaciones, pero no tienen claro hasta cuándo.

Los ataques contra símbolos turísticos fueron el primer conato de una movilización violenta. Arran saltó a las portadas tras el atentado contra un autobús turístico en Barcelona en el mes de julio en el que se excedió de la mera manifestación contra el turismo. Varias personas encapuchadas amenazaron al conductor con un cuchillo y amedrantaron a los pasajeros. Poco después, la tomaron con las bicicletas de alquiler en la capital catalana y, posteriormente, extendieron sus acciones a Baleares.

La oleada violenta se vio frenada en seco con los ataques terroristas del Estado Islámico en Barcelona y Cambrils del pasado 17 de agosto y el calendario para “aprobar” la Ley de Referéndum y de Transitoriedad y la Diada. De hecho, el día de la fiesta de Cataluña es el punto de partida de las movilizaciones, una consigna de Carles Puigdemont para que no se realice ningún tipo de acto reivindicativo en torno a la Diada.

 

Enseñados por la antigua Jarrai

Las conexiones entre los grupos independentistas vasco y catalán han sido constantes en los últimos años. De hecho, han llegado a firmar documentos conjuntos en los que se clamaba a la misma desobediencia que hoy pide la CUP para conseguir votar en el referéndum ilegal del 1 de octubre.

«Tenemos que ser conscientes de que ningún proceso de ruptura con el régimen del 78 será posible sin desobedecer. La desobediencia al orden constitucional es la única vía posible para conseguir nuestra libertad. Asimismo conviene insistir en el hecho de que nuestras élites políticas y económicas autonomistas y capitalistas, ni pueden ni tienen ninguna intención de desobedecer a España para materializar la independencia», decía uno de estos documentos, recogido por el diario ‘La Razón’. «Mientras no nos dejen soñar, seremos su peor pesadilla», concluía uno de esos comunicados.

Además de compartir fines e ideología, durante las reuniones las organizaciones han puesto en común también sus métodos y “estrategias de presión sobre los grupos que se oponen a sus fines secesionistas”, según el citado diario.

 

Vínculos con el islamismo radical

Las vinculaciones de la CUP y grupos de su entorno con otros grupos que rechazan a España han sido especialmente llamativas en el caso de grupos extremistas islámicos y los jóvenes. Los acercamientos de los grupos independentistas a las comunidades islámicas ha ido en aumento en los últimos años, con el objetivo fundamental de atraerse a la causa soberanista a los inmigrantes de religión musulmana -a quienes se ha dado una especial acogida frente a personas de otros orígenes, según varios expertos en inmigración-.

Pero no solo eso. La vinculación ha sido tan directa en el caso de los jóvenes que las alarmas en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado saltaron hace ya más de un año al contrastarse la información sobre conversiones en Cataluña. Un estudio del Observatorio Islámico de Perpignan estimaba entonces que el 70% de las 7.000 conversiones al islam que se produjeron entre 2010 y 2016 en Cataluña tenían o tienen alguna vinculación con grupos nacionalistas vinculados a la CUP o ERC. De estos datos, la Guardia Civil estimó que el 40% podrían estar inmersos en un proceso de radicalización, aunque solo el 5% -unos 140- podrían suponer una amenaza real para la seguridad, según recogía el diario ‘Lainformacion.com’. 

Además, tras los ataques de Barcelona y Cambrils se ha conocido que el hoy diputado de la CUP Benet Salellas fue el abogado de uno de los procesados por la Operación Chacal. Mohamed Samadi, que fue exonerado como los otros cuatro acusados, tuvo al actual diputado independentista, experto en la defensa de terroristas, como abogado defensor. De hecho, Salellas ha defendido ha varios integrantes de grupos terroristas.

En 2003, se ocupó de la defensa de tres yihadistas dentro de la 'Operación Lago' (bautizada como Operación Dixan por Rubalcaba). Apenas cinco años después, en el año 2008, defendió a 10 paquistaníes y un hindú que pretendían atentar contra el Metro de Barcelona y finalmente fueron condenados, según recoge 'OK Diario'. De hecho, la lista de grupos terroristas a los que ha defendido el diputado asciende a cinco, no todos relacionados con el terrorismo yihadista, como un integrante de Resistencia Galega, que pretendía atentar contra una sede del PP.