Cuando la Navidad llega, no lo hace sola, llega con todos sus rituales, que si encender las luces navideñas, que si poner el árbol, el belén, el turrón, que vuelve a casa fiel a su cita, la cena de empresa, reunir a toda la familia, los anuncios de Navidad, los Reyes y, como colofón, los esperados regalos...
Una época de obligada felicidad, de alegría y de solidaridad, en muchas ocasiones consumista, y que dicho sea de paso, deberíamos practicar mucho más a menudo y no de año en año.
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