Ceuta ante sí misma

El salto de madurez

«La política, que en ocasiones es la guerra por medios pacíficos, no entiende de sentimientos cuando entran en juego valores que el ciudadano medio puede ni ser capaz de imaginar». El análisis de Daniel López

Alberto Núñez Feijóo y Juan Vivas en el acto celebrado este jueves en el Parque Marítimo
photo_camera Alberto Núñez Feijóo y Juan Vivas

La situación política de Ceuta es actualmente insostenible. Hablar de local, autonómica o nacional en este momento es simplemente una distinción categórica. En ese sentido, se observan tres posiciones. En primer lugar, en Madrid parece que acaban de darse cuenta de que en Ceuta se jugaba un escaño por poco más de 1.000 votos. En segundo lugar, los partidos de ámbito nacional con implantación autonómica como son el PSOE y el PP han decidido librar una dura batalla en la Ciudad Autónoma, donde los socialistas quieren deshacerse del epítome de la obra bipartidista en la quieren convertir los populares un gobierno de coalición bipartidista. En tercer lugar, a nivel local, los líderes y los cuadros de los partidos no acaban de entender la transcendencia supramunicipal del escenario que se está planteando, donde el único que por una mezcla de experiencia y sabiduría estratégica parece preparado para navegar en aguas revueltas es el señor Vivas quien, no por casualidad, lleva dos décadas gobernándonos con el marco ideológico que él mismo ha creado y sobre el que todos los partidos, salvo el desgraciado mensaje racista de VOX, ninguno ha conseguido superar.

Basarse en la rumorología para avanzar movimientos tácticos es poco inteligente, pero dejar que esta se haga dueña de ellos es en el buen sentido maquiavélico cuando te beneficia y bastante estúpido si te perjudica. Es por ello que hay que aprender que a veces el mayor de los sonidos se produce en los silencios. Cualquier ojo entrenado ha podido observar el juego infantil de filtraciones poco casuales y extrañamente dirigidas para adelantar el terreno sobre una alianza de Gobierno en el marco de la legislatura 2023.2027 con un reparto de poder en aras de un pro mayor, la estabilidad necesaria para la Ciudad. Curiosamente, este tipo de comportamientos amateuristas suelen producirse por aquellos que desean esa situación o quieren empujar a alguien a que la tome. El dejarse querer del Partido Popular, para mí, pertenece al ámbito de la sabiduría política que le es innegable al señor Vivas y a una torpeza infinita del entorno de Juan Gutiérrez quien, ante la situación actual en la que Ferraz ha entrado con todo su peso negando la mayor, no puede seguir moviéndose en la indefinición y tendrá que dar la cara ya sea para defender la necesidad de ese Gobierno, que la negación de esta posibilidad es tan suya como de Ferraz o en última instancia presentar su dimisión para irse con la mayor de las dignidades y no dejarse convertir en un cabeza de turco para salvar al PSOE de Ceuta de la previsible Guerra Civil que se avista. Algo me hace pensar que el señor Gutiérrez tiene buena intención pero malos amigos que cobran un sueldo para decirle lo que yo le digo desde esta tribuna.

Ahora, hoy, cinco de agosto de dos mil veintitrés, mientras las cuatro medias 'ceutas' están cada una en su fiesta, en España se libra un escenario de ámbito internacional. Con una Italia volcada al melonismo, a estas alturas imparable y muy influenciado por el más que peligroso bukelismo que se vive en El Salvador, una Alemania que malresiste el ascenso de la AfD en un horizonte 2030, el giro inevitable de Reino Unido al laboralismo y la gran batalla final de 2027 donde por desgracia es muy probable que Francia tenga que elegir entre susto y muerte, Melenchon o Le Pen; es entonces cuando el escenario en el que caiga la quinta economía Europea es trascendental para mantener una balanza de poderes en el escenario de 2027 y parece que todo el mundo se ha dado cuenta ahora de que el giro del Gobierno de 47 millones de europeos estaba a un escaño de distancia y ese escaño se llama Ceuta.

La política, que en ocasiones es la guerra por medios pacíficos, no entiende de sentimientos cuando entran en juego valores que el ciudadano medio puede ni ser capaz de imaginar. Es por ello que he sentido una honda decepción por parte del autodenominado localismo de Ceuta Ya en los últimos días, tal vez por desubicación, dado que son los hijos de Aróstegui pero no han querido en esta ocasión asumir el coste de convertirse por fin en un partido autonómico, probablemente por el propio dulzor del espacio que estaba dejando el PSOE en esta ciudad como única formación de oposición de izquierdas. En este caso, parece que la propia embriaguez y la velocidad con la que se mueve la política nacional e internacional no les está permitiendo brillar como sí han podido hacerlo y probablemente cuando el Gobierno de la nación sea investido, para un lado o para otro, sea ahora o en abril, si el PSOE local abrazase la peligrosa idea de ceder todo el espacio de la oposición a MDyC y Ceuta Ya durante los cuatro próximos años. Quien parece haberlo entendido mucho mejor en este caso es MDyC que se está dejando querer porque su futuro está más cerca de un conservadurismo moderado de corte islámico, la versión democristiana ceutí, que pretende aumentar la fortaleza de la acción social de gobierno pero que evidentemente no es calificable como progresista en lo ideológico y que a la fine hará que, a medio y largo plazo, tanto Partido Popular como MDyC estén condenados a entenderse.

Hacer cualquier análisis en este momento es muy difícil por la presión nacional y supranacional que hay en estos alrededor veinte kilómetros cuadrados. Para la propia supervivencia del señor Feijóo, que a quien quiere sobrevivir es a la señora Ayuso, la hija ideológica de Meloni y Bukele; necesita que aquí se produzca el epítome (que también necesitan los barones socialistas como el señor Lambán, Page o Vara) del modelo bipartidista o de Gran Coalición a la alemana, y además necesitan que se venda como una segunda transición. Sin embargo, para la supervivencia del señor Sánchez la mera posibilidad de un Gobierno PP-PSOE a esta orilla del estrecho es una bomba de relojería en manos del fuego amigo y la pérdida de cualquier opción de luchar por este escaño en una repetición electoral porque, ¿Qué votante no socialista va a votar por un partido que a la fine apoyaría una Gran Coalición?

Volviendo a Ceuta, conociendo por sus hechos el homo político que es el señor Vivas y antes de que esto escapase a lo nacional, desde una perspectiva popular el Gobierno de Coalición era un riesgo de reparto de poder tan solo asumible en el caso de querer anular al mayor partido de la oposición garantizando una transición tranquila para el sucesor o sucesora del actual Presidente de la Ciudad que, si algo de verdad quiere, es descansar y, como es un hombre responsable, solo podrá descansar si no deja la Ciudad que ha querido construir en el caos absoluto. Esto también pasa por dejar unos presupuestos razonables para la ciudad para 2024 y que en caso de emergencia sean prorrogables en 2025. Para los socialistas no presenta ningún beneficio entrar en un gobierno de coalición salvo por la maldad o la impericia de los que asesoran al señor Gutiérrez. Un escenario de coalición dejaría a los socialistas a merced de la voluntad de quien tiene la potestad de nombrar y desnombrar Consejerías, provocando una crisis interna difícil de solventar antes de las elecciones de 2027 y dejando la lucha por la oposición de la izquierda a Ceuta Ya que tendría un margen para crecer bastante amplio siendo el suelo del Partido Socialista Obrero Español bastante conocido y a las elecciones de 2007 me remito.

Por tanto, careciendo del tiempo y los recursos, y siendo que son las ocho y treinta de la fecha mencionada ut supra, la conclusión a la que llego en este momento es que el señor Vivas y la señora Hamed, con la abstención puntal del señor Mustafa, es la realidad detrás del maquillaje de la opinión mediática. Así, mientras el señor Verdejo sigue buscando el reloj que perdió en Twitter y el señor Redondo siga más pendiente de Marruecos que de Níger, mi verdadero pánico es que el señor Gutiérrez no sepa usar la última bala que le queda y tenga una muerte política ridícula, a la altura de la del señor Casado.

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