El Gobierno cumplirá antes mediados de 2024 con la ZBE, un atentado contra la libertad para VOX

Ramírez ha dejado claro que las calles que circunvalan el centro por las características particulares de la ciudad no entrarán en esa Zona de Bajas Emisiones y que gran parte del trabajo está hecho porque la artería principal del centro ya es peatonal. VOX cree que es todo un invento ideológico que ataca a la libertad de los ceutíes

 Redondo durante una de sus preguntas al Gobierno./Alejandro Castillo
photo_camera Redondo durante una de sus preguntas al Gobierno./Alejandro Castillo

Si de algunos dependiera hoy en día se seguiría disfrutando en bares y restaurantes envueltos en la nebulosa neblina del humo y la nicotina del tabaco. Cuando en diciembre de 2005 el Gobierno del entonces presidente Zapatero aprobó su Ley Antitabaco que prohibía fumar en el interior de los restaurantes y bares se armó una escandalera. Hubo incluso no fumadores que se sintieron atacados en una de sus libertades más íntimas, la libertad de ser contaminado por los malos humos de otros. Al fin y al cabo, cada cual parece tener derecho a elegir cómo morir. O no: Ley de Muerte Digna. La libertad se invoca con recurrente obsesión cada vez que alguien trata de modernizar las costumbres mediante la Ley: “…elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal”, que dijo Adolfo Suárez al inicio de la Transición precisamente para justificar cambios legales que también rechinaron a los guardianes de la moral y la libertad de todos, no sólo de la suya. Décadas y décadas de diseño y construcción de los espacios urbanos con el coche puesto en el centro del mismo levantan las mismas pasiones de siempre cuando la normativa trata de poner al peatón en el centro de lo urbano. Salvando las enormes distancias algo así como el tránsito entre la Edad Media y el Renacimiento, el hombre como centro de las cosas. VOX ha interpelado este viernes al Gobierno por la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que el Gobierno de la Ciudad tiene la obligación legal de implementar y poner en marcha antes de que termine junio de 2024. Por supuesto, a VOX le molestan esas políticas ambientales que buscan que todos respiremos mejor. Se estiman 10.000 muertes anuales por la contaminación de vehículos, sólo en España. ¿Pero qué importa respirar mejor si no me dejan usar mi coche del siglo pasado para ir a comprar el pan?

En la práctica eso se va a traducir en una ordenanza, que es la fórmula que tienen los municipios para regular cosas. En este caso, se va a regular el acceso a esa Zona de Bajas Emisiones, aún en proceso de definición, de los vehículos. Lo normal es que todos los diésel anteriores a 2006 y todos los gasolina anteriores a 2000 acaben en la etiqueta A o en ausencia de etiqueta y no puedan acceder a las calles que se incluyan en esa Zona de Bajas Emisiones. Con excepciones, según ha explicado el consejero competente en Medio Ambiente, Alejandro Ramírez. Excepciones para acudir a centros de salud, colegios, residentes, trabajos, y un largo etcétera.

El líder de VOX, Juan Sergio Redondo, no ve la medida positiva. Y para defender que se trata de un ataque a la libertad de desplazamiento de los ceutíes ha esgrimido un dato: la antigüedad media del parque de vehículos de la ciudad está en 16,3 años. Esto significa que los coches a gasolina entrarían todos en la ZBE y los diésel casi todos. Para Redondo cree que con esa edad media del parque móvil “en su gran mayoría están encuadrados en la clasificación ambiental A. La mayoría no podía acceder porque no tienen un coche híbrido, perjudicaría a la movilidad de los ciudadanos en una ciudad con las características de Ceuta”. Un dato, en Madrid se estima que el 30 por ciento de los vehículos resultaron restringidos en las Zonas de Bajas Emisiones.

Para Redondo lo que dicen los informes técnicos encargados a una empresa especializada y externa supondría que la Zona de Bajas Emisiones restringiría el tráfico en el centro a todo vehículo sin etiqueta, a prácticamente todo el centro.

La realidad la ha explicado Ramírez en su turno de respuesta, por las características de Ceuta se descarta, casi ya, o casi se descarta que vías perimetrales, que en la práctica funcionan como circunvalaciones al uso (Calle Recinto y Santander, AVenida Juan Pablo II, Marina Española, etc) no van a entrar en las restricciones.

“Tenemos una ventaja porque el trabajo se ha hecho. El 80 por ciento del centro está peatonalizado. Ahí no pasa un vehículo por la parte central. Las zonas peatonalizadas se pueden definir como Zonas de Bajas Emisiones. Lo que hay que ver es las zonas aledañas a esas calles y ahí están las peculiaridades de Ceuta”, ha explicado Ramírez. Que no sólo ha podido exagerar con el 80 por ciento, sino que ha insistido en que se va a peatonalizar lo que resta de la calle Real, cuando el Gobierno ya ha renunciado a ese proyecto en la realidad y lo va a reconvertir en un mero adelantamiento que probablemente incluya ensanchar las aceras a costa de espacios de estacionamiento.

Pero a Redondo le parecen mal hasta las peatonalizaciones. Así ha recordado lo que pasó en el Paseo de las Palmeras, “cómo se acabó destruyendo el comercio por aquella nefasta decisión”.

Redondo ha vaticinado incluso un incremento en los pleitos que acabarán costando dinero a las arcas públicas. Ha pasado en casi todas las ciudades. Y el Supremo acabará decidiendo. Como Ceuta va tarde, tal vez, para cuando se instaure la Zona de Bajas Emisiones todo el mundo tenga claro a qué atenerse.

Ramírez ha insistido en su respuesta en que la definición de la Zona de Bajas Emisiones y sus restricciones para los vehículos rodados seguirán el trámite habitual para cualquier ordenanza y por tanto gozará de todas las garantías. Habrá una aprobación provisional y habrá un plazo para que cualquier ciudadano, grupo político o entidad pueda aportar alegaciones, y ya ha dejado caer que la predisposición del Gobierno es la de tenerlas en cuenta todas.

A juzgar por lo que ha manifestado este viernes, Redondo, las de su grupo van a ser enmiendas a la totalidad para que no haya Zona de Bajas Emisiones. Para VOX todo esto no va de contaminación, ni de sostenibilidad, va de libertad e ideología. “Es pura agenda 2030 y pura política ideológica diseñada para perjudicar ex profeso la libertad de los ciudadanos”, ha deslizado casi nada más empezar.

¿Qué importan los datos, la estimación de las 10.000 muertes anuales por esa polución de coches? El cambio climático es un cuento, la contaminación es un cuento, la violencia machista es un cuento.

Redondo ha acabado por preguntar a Ramírez si más allá de las cuestiones técnicas, el Gobierno de la Ciudad va a optar por una “política sumisa como la que lleva Almeida en Madrid con respecto a estas zonas implantadas y forzadas por Pedro Sánchez o va a ser más crítico y va a desafiar todas estas cuestiones como ha hecho Albiol en Badalona. Tenemos la convicción de que va a perjudicar a los ceutíes”, ha explicado.

Y el Gobierno por lo que ha explicado Ramírez, más bien, se va a limitar a cumplir el expediente, porque la realidad, el trazado urbano de la ciudad y del centro de la misma, condiciona grandes filigranas a la hora de definir esta zona, que por otro lado además de ser obligatoria, si no se cumple puede suponer la pérdida de Fondos europeos.

En la balanza, para VOX es más importante desafiar al Gobierno y la normativa que en realidad viene desde Bruselas que reducir la contaminación causante de muertes. Primero la libertad, también la de contaminar al vecino y luego lo demás.

VOX no existía en 2005 cuando se aprobó la Ley Antitabaco, pero es fácil suponer cuál habría sido su discurso. A ver qué dicen el día que parece estar cada vez más cerca a la vista de lo que está sucediendo en el resto del mundo y se legalice el consumo recreativo de marihuana.

Tampoco existía VOX en la Edad Media cuando el divorcio se resolvía dándole tres palos al hombre, enterrándolo en un agujero hasta la cintura con una mano atada a la espalda y tres sacos de piedras a la mujer para que dirimiera a palos y piedras sus cuitas. El que perdía, si sobrevivía, también moría. A ellos se les condenaba a muerte, a ellas se les enterraba vivas (sic). Puro respeto al derecho a la vida. Cabe suponer que cuando llegó el Renacimiento y el ser humano se puso en el centro, alguien también lamentaría la pérdida de nobles tradiciones.

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