La probable decisión del Gobierno central de no renovar a Rafael García en la Delegación del Gobierno en Ceuta ha llenado las portadas de la prensa local. Quien encabeza las quinielas para su sustitución, la socialista Cristina Pérez, toma el relevo tras un largo período de inactividad, lo que aumenta el grado de responsabilidad para la actual Secretaria de Organización del PSOE, que implicaría la creación de un equipo resolutivo y el acierto en los cambios que se produzcan en las Direcciones Provinciales.
El innegable peso de la Administración General del Estado en Ceuta incluye importantes competencias no transferidas, como las de educación y sanidad, además de las propias que reserva al Estado nuestra Constitución y aquellas específicas de nuestra situación geopolítica. Además, el rol de Plaza de los Reyes en el desarrollo económico de la Ciudad.
Para empezar, Pérez deberá recuperar el diálogo con los agentes sociales, deteriorado en los últimos meses por la polémica sobre el cambio en el sistema de bonificaciones a la Seguridad Social para las nuevas contrataciones, de cara a encontrar las soluciones que optimicen la competitividad de nuestras empresas. A la espera de la EPA del cuarto trimestre, la diferencia porcentual de la tasa de paro entre Ceuta y el resto de España sigue siendo vergonzosa. El hecho de que entre nuestros jóvenes más de la mitad no encuentren trabajo es un desafío compartido entre Ayuntamiento y Delegación para esta próxima legislatura.
Otro de los asuntos que no podrá evadir Pérez será el abordaje de las deficiencias de la Educación. El informe PISA 2022 deja un panorama desolador, situando a Ceuta como el vagón de cola en este asunto a nivel nacional y con una de las mayores tasas de acoso escolar. Esta competencia exclusiva del Estado, ahora en manos de la nueva delegada, tendrá una oportunidad para cambiar el rumbo de los últimos años y trasladar así a Madrid las medidas necesarias para mejorar la calidad educativa en nuestra ciudad.
Junto a estas cuestiones, el mayor reto sigue siendo la apertura de la aduana comercial con Marruecos, una promesa que ha ido postergándose como una piedra rodante. Las buenas relaciones del actual ejecutivo con el Reino Alauita deberían verse confirmadas con el cumplimiento de lo acordado en materia de comercio internacional y el impulso de los representantes del Gobierno en Ceuta y Melilla para que esta cuestión no caiga en el olvido ante asuntos de mayor calado nacional. De la resolución de este conflicto, además de ser una gran victoria para Pérez y el PSOE ceutí, depende el progreso socioeconómico local.
Como última cuestión, el nuevo equipo recibirá una situación compleja en la sanidad ceutí, cuya competencia también es exclusiva del Estado. La resolución de la huelga de médicos que de forma reciente ha cumplido siete meses, la atracción del talento a esta orilla del Estrecho y los problemas concernientes a la especial situación geográfica, cuya una de sus más tristes caras es la diferencia de esperanza de vida entre la península y Ceuta, dejarán poco espacio para la pausa a Pérez.
