Maestros Salazoneros

Rafael Pérez Domínguez, un «viejo lobo de mar»

La historia de Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón

La historia de Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón
photo_camera Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón (Cedidas)

Tras cada persona cuya vida ha estado ligada al mar y a la pesca, se esconden historias que bien merecerían tener en cuenta a la hora de valorar la pesca y los salazones.

La historia de Rafael Pérez Domínguez es un canto a lo que estos abnegados pescadores han luchado y sufrido durante su vida.

La historia de Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón
Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón

Rafael -en adelante Fai, como se le conoce-, de 75 años, desarrolla actualmente su labor como maestro salazonero en su secadero denominado 'Fai, el Camarón', en la explanada de Juan XXIII desde hace 30 años.

Nace Fai en el Callejón del Asilo, para que se ubiquen, lo que hoy sería Gran Vía. La casa de su abuela quedaba a la altura de lo que hoy es sede de RTVCE.

Este no era el domicilio familiar pero si de su abuela y Fai refiere que todas las mujeres de la familia daban a luz en la casa de la abuela aún cuando no residían en ella.

Fai estudia en el colegio Lope de Vega. Él dice que estudiaba derecho, pero no la carrera universitaria, refiere que si se doblaba la regla, salía a relucir.

La historia de Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón
La volaera de Fai, el camarón

Desde muy joven la atracción de la pesca y el mar hace mella en él y como buen pícaro, hacía “novillos” en el cole y se embarcaba con 12 años en el barco de su abuela, lógicamente de polizón, escondiéndose en la cocina desde donde, una vez navegando el barco a medio camino del pesquero, aparecía lleno de manchas de carbón de cocinar.

La bronca era monumental, pero si volvían a tierra se perdían el día de pesca por lo que conseguido su objetivo, sólo le quedaba ayudar y pasar malos ratos de mareos.

No era lo suyo los libros, le llamaba el mar, los barcos y los olores a salitre, redes y pescado por lo que ya con 16 años comienza un itinerario por diferentes barcos ya como marinero.

La historia de Rafael Pérez Domínguez: Fai, el camarón

Muy larga la lista de barcos donde se enroló. El primero, uno propiedad de Clemente, de Los Pulpos.

Su memoria le da para acordarse de todos los barcos donde se enrolo y el nombre de sus armadores. Al primero le siguió:

  • El 'Hermanos Guerrero', del dueño del Sombrero de Copa
  • 'Amaya Fernández', de los hermanos Juan y Antonio Sánchez
  • A estos les sigue el María Joya, el Lanilla y vuelta al Hermanos Guerrero

Antes de irse al Servicio Militar, tuvo un barco que le costó 75.000 pesetas que pago con la parte de la pesca, marcho a la mili a Tarifa 21 meses y a su vuelta se encuentra que su padre había vendido el barco por 40.000 pesetas e invirtió ese dinero para arreglar el domicilio familiar…se quedó sin barco el amigo Fai.

Toca seguir embarcado y recorre otro periplo. El Conchita de Gabriel; el Galafate, primer barco que mando de patrón; Santa Gema de Juan Téllez, que fue dueño del bar Lusitano, Isabel y Carlos de Campoy.

Tras esto acuerda la compra del Damiana donde iba embarcado de patrón. El precio era de 800.000 pesetas que se retraía de la parte que como patrón le correspondería.

Su sorpresa fue que una vez saldada la deuda, se entera que el armador del barco lo había vendido a un tercero y queda compuesto y sin barco.

Decide irse a embarcarse a Tarifa donde queda un tiempo hasta que le ofrecen un viejo barco, el Dulce Nombre de María y tras acordar con su hermano su compra por 75.000 pesetas, se lo trae a Ceuta. En esa venta,  el vendedor acuerda con Fai la venta de las capturas del barco con un porcentaje del 5%.

Fai decide reformar su barco e invierte 2.500.000 pesetas para que esa reforma se haga en Estepona. Con este reformado barco, cuya tripulación era mayoritariamente familiar -un tío, su hermano y su hijo-, se inicia la última etapa del Fai pescador como armador y patrón. Tenia 43 años.

Pasados los años y ante el declive de la pesca en Ceuta -limitación de aguas territoriales por parte de Marruecos y los apresamiento de “la lancha marroquí" con las consiguientes multas, la renovación de la flota de bajura con las directivas europeas, el que la zona de pesca se limitaba a bahía sur hasta la frontera o navegar a la zona de Punta Carnero- la pesca deja de ser rentable y hay que tomar una determinación.

Refiere Fai que la Comunidad les subvencionaba el desguace del barco pagando quinientas mil pesetas por tonelada y su barco tenia 127 toneladas. Decide el desguace y se encuentra con los problemas de la burocracia.

Tiene que aportar una serie de documentos que al estar el barco matriculado en Almería, tras consultar a las autoridades que debían tramitar su expediente y decirle que documentos debía aportar, se traslada a Almería, donde el barco estaba matriculado y vuelve con ellos.

Se encuentra Fai con que le vuelven a pedir nuevos documentos que no le habían requerido anteriormente y que le hacía volver a Almería, enfadado, arroja los documentos en una mesa y desiste de seguir la tramitación.

Como le obligaban a desguazar el barco, llama a un amigo de una empresa de grúas para que saque el barco del agua a la lamina seca del muelle y una vez levantado, le pide que lo suelte por lo que el barco queda destruido y Fai sin subvención

Fai en su última etapa de pesca, lo compagina con la preparación de salazones en su secadero, ubicado en lo que es la pequeña playa de Juan XXIII hasta su traslado a su actual ubicación en.la explanada de Juan XXIII donde sigue en activo y además ocupando el cargo de Presidente de la Asociación de Maestros Salazoneros.

En su secadero 'Fai, el Camarón' lo encontrareis 24 horas al día, siete días a la semana, donde diariamente transforma bonitos, sus huevas y volaores en nuestro apreciado salazón caballa, además de dedicar parte de su tiempo en reivindicar los derechos de esta actividad salazonera desde su cargo de Presidente de la Asociación de Maestros Salazoneros.

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