Gallego Herrera, el creador del tubo con el que se quiso unir las dos orillas del Estrecho hace cien años

El sistema ideado para enlazar los dos continentes sirvió en los años siguientes para inspirar otros proyectos del ingeniero español como la unión entre Brooklyn y Staten Island en Nueva York

A la izquierda, Gallego Herrera
photo_camera A la izquierda, Gallego Herrera

La publicación por la Diputación de Salamanca del libro «Fernando Gallego Herrera. Vida, obra y mundo», obra de Carlos Hidalgo, ha vuelto a arrojar luz sobre un ingeniero entre cuyos logros figura el diseño de un túnel ideado para conectar España y Marruecos bajo el Estrecho de Gibraltar, un proyecto que vio la luz hace un siglo. La unión de los dos continentes bajo el mar continúa siendo un propósito pendiente cien años después.

Gallego Herrera nació en la localidad salmantina de Villoria en 1901. Licenciado en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, su trayectoria profesional estará jalonada por felicísimos hallazgos. En la década de los 20, idea el llamado «arco funicular», un sistema que permitía la construcción de puentes de mayor resistencia a un menos coste.

En plena II República crea el «aerogenio», un aparato volador que permitía hacer vuelos verticales merced al uso del aire aspirado. Gallego Herrera también participaría en la modernización del canal de Panamá durante la década de 1960 y en el diseño de las compuertas de la presa de Asuán.

Pero si hubo un proyecto en el que el ingeniero salmantino dio muestras de su genio ese fue el de la unión de Europa y África a través del Estrecho, una idea que tenía antecedentes en el proyecto que un ingeniero francés presentó al gobierno español en el último tercio del siglo XIX.

Esbozo del proyecto presentado por Gallego Herrera para unir las dos orillas del Estrecho
Esbozo del proyecto presentado por Gallego Herrera para unir las dos orillas del Estrecho

La propuesta que Gallego Herrera haría en 1928 tenía, sin embargo, un punto de innovación con un proyecto que imaginaba lo que podría describirse como un tubo sumergido. Esta idea, que nunca se ejecutó en el Estrecho, sí inspiró otros proyectos del ingeniero español como la unión entre Brooklyn y Staten Island en Nueva York.

El «sistema de cimientos de gravedad invertida o de flotación» fue una patente en la que Gallego Herrera no dejaría de trabajar durante toda su vida.

El tubo que el ingeniero salmantino imaginó para el Estrecho se concebía, en realidad, como un puente sumergido afianzado al lecho marino por una serie de cables.

El tubo, con una sección de 26 metros de ancho y casi 19 de alto, se sumergiría a 20 metros de profundidad y podría contener dos vías de ferrocarril y dos carriles para automóviles.

La genialidad de Gallego Herrera quedaría confirmada años después cuando el desarrollo de la tecnología de materiales demostraría la viabilidad del proyecto.

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