los matrimonios mixtos abrieron hace décadas las puertas de la integración a la comunidad hindú

Historia de Shanker y Rosi

La quiebra de cualquier prejuicio comienza por un simple gesto. Hace décadas, y pese a las presiones del entorno, algunos jóvenes ceutíes resolvieron dejar atrás convenciones que juzgaron inaceptables para unirse a las personas a las que amaban. El de Shanker y Rosi fue uno de los primeros matrimonios mixtos celebrados en Ceuta entre hindúes y católicos. 

Rosi, en su domicilio junto a una fotografía de Shanker (CEDIDA)
photo_camera Rosi, en su domicilio junto a una fotografía de Shanker (CEDIDA)

rosi shanker chellaramShanker Chellaram Ramchandani apenas tenía 17 años cuando desembarcó en Gibraltar. Tras quince días de singladura, el joven dejaba atrás su mundo conocido atendiendo al reclamo de la Nueva India. No era la llamada a la construcción de un país renovado ni una exhortación al enaltecimiento del nuevo estado creado hacía poco más de una década. La Nueva India era una bazar situado en el Paseo de las Palmeras propiedad de un tío de Shanker. El establecimiento lindaba con una afamada sastrería, coincidencia que no resulta banal para este relato.

Para cuando el joven Shanker llegó a Ceuta, la comunidad hindú ya se encontraba sólidamente asentada en la ciudad. En 1960, el padrón oficial de la ciudad registra el avecindamiento de 163 hindúes.

Tras la partición de lo que había sido la India colonial en 1947 se produce la gran afluencia de hindúes a Ceuta. Aunque la primera constatación de la presencia de hindúes en la ciudad se remonta muchos años atrás. El padrón del año 1900 da cuenta de la inscripción de Narumal Pohomull, residente desde 1893. Sin embargo, hasta 1909 no encontraremos al primer hindú que resolvió asentarse definitivamente en la ciudad. Hardasmal T. Mirchandani se establece Ceuta en 1909 y aquí funda su familia y levanta sus negocios.

“Valía mucho, era muy guapo”. Rosi Casas era una joven que trabajaba al otro lado del tabique donde Shanker se afanaba en complacer las solicitudes de su tío para garantizar la buena marcha del negocio. Rosi estaba empleada como “sastra” y a sus 17 años la presencia del apuesto vecino no le había pasado desapercibida. “Mis amigas me picaban, pero yo les decía: ‘Quita, quita, si mi madre me ve con un indio me mata’”.

La prevención de la joven estaba justificada. La segregación de las comunidades que convivían en Ceuta hacía impensable una relación con quien, por entonces, no dejaba de ser un extranjero de otra raza. Ni la muy católica población autóctona ni los conservadores hindúes andaban muy predispuestos a favorecer el mestizaje.

Pese a todo, la relación continuó adelante en condiciones casi clandestinas. Shanker y Rosi ocultaron su noviazgo durante un año. “Íbamos al Cervantes a ver una película, y él se sentaba en el patio de butacas y yo en general. Era a la salida cuando me esperaba para verme. Pero las vecinas le fueron con el cuento a mi madre. Y resultó que cuando lo vio le gustó”.

rosi shanker chellaramLa comunidad hindú era un grupo humano extraordinariamente celoso de sus costumbres y su religión, lo que se traducía en una rígida endogamia. El escándalo que un matrimonio mixto habría levantado en la pacata España católica del tiempo no habría sacudido con un estupor menor a los hindúes ceutíes. Lo cual no quiere decir que para entonces no se hubiesen registrado precedentes.

En 1949, el papa Pío XII se encargó de conmocionar los principios de la sociedad bienpensante con la autorización de una dispensa para el enlace entre el hindú Preshoti y la católica Mirella, una ceremonia que se celebró en la iglesia de Los Remedios.

La prejuiciosa mentalidad trató mucho peor a la primera hindú que, un mes después, resolvió contra toda adversidad contraer matrimonio con un católico. África Harmashdal, la primera hindú nacida en Ceuta, se casaba con Francisco Neigla. La familia de la novia mostró su oposición al enlace, hasta el punto de que el padre de África decidió desheredarla.

Shanker y Rosi darían el paso muchos años más tarde. “Me casé en 1966, pero lo hice en la sacristía porque entonces no te dejaban casarte en el altar. Tenía 20 años y mi padre tuvo que dar permiso. Una era menor de edad hasta que no cumplía los 21. Me casó el padre Bernabé Perpén. A las siete de la mañana”.

La temprana hora de la boda no obedecía, sin embargo, a ninguna voluntad de clandestinidad. “No, no, lo que pasaba es que nos teníamos que ir por la mañana a la Península para el viaje de novios y después del barco de las nueve no había otro hasta por la tarde. Arbona me hizo la foto antes de la boda, me casé, luego dimos un convite con un desayuno en La Campana que le costó a Shanker 1.500 pesetas y después nos fuimos al puerto”.

El joven matrimonio se acostumbró a vivir entre gentes a las que todavía resultaba incomprensible un enlace como el suyo. Mientras lo hacían, tuvieron cuatro hijos, llegaron a abrir un bazar en Hadú y combatieron los prejuicios con indiferencia. “Incluso después de casada, entrabas en un bar y te encontrabas con gente que te volvía la cara. Yo pasaba porque siempre me he sentido muy orgullosa de mi marido. Era un hombre tolerante”.

shanker chellaram ramchandani rosi casas matrimonio mixto hindú católicaLa normalización de la presencia de los hindúes en Ceuta fue una empresa en la que se invirtieron no pocos años. La religión, una de las principales señas de identidad de la comunidad, permaneció oculta al resto de la sociedad ceutí durante décadas. De hecho, no fue hasta los años 70 cuando, por impulso de la familia Mahtani, se abre un templo semipúblico en la Gran Vía.

La profesión de distintas creencias no fue obstáculo para el matrimonio de Shanker y Rosi. “Yo estoy casada por la iglesia, mis hijos están bautizados y han hecho la primera comunión. Yo educaba a los niños en lo nuestro, pero nos respetábamos. Mi hijo Juan Carlos, por ejemplo, siempre ha tirado más por la religión del padre desde que hizo un viaje con él a la India cuando tenía 17 años”. Juan Carlos Ramchandani, también conocido por su nombre espiritual de Krishna Kripa Dasa, es hoy doctor en filosofía clásica hindú por la Universidad Internacional Euroamericana y la Escuela Internacional de Bruselas.

Shanker muere en 1999 víctima de las complicaciones de una hepatitis que contrajo durante uno de sus frecuentes viajes a la India. Rosi se ocupó de que las exequias fúnebres se oficiaran según el ritual hindú. El de ambos había sido uno de los primeros matrimonios mixtos celebrados en Ceuta, aunque esto no sea quizás lo más relevante. “Yo no me enamoré de un indio ni de su cultura ni de nada de eso. Yo me enamoré de él”.

 

Fuentes: "Corazones de la India, almas en Ceuta", de Juan Carlos Ramchandani / "Los hindúes de Ceuta", de Sol Tarrés (capítulo de "Encuentros: Diversidad religiosa en Ceuta y Melilla")