Opinión

Homo Sapiens Wifiens

Ahora somos más nómadas que antes. Ya no vagamos por continentes, vagamos por contenido. Somos vampiros sedientos de imagen y de semejanza. Da igual por dónde nomadeemos, que vamos siempre en busca de lo mismo. En pocos años hemos dado un salto de milenios en la escala evolutiva. Somos Homo Sapiens Wifiens. En el mítico dibujo de Darwin, somos los homínidos encorvados mirando hacia abajo. Ojalá fuese porque no podemos vivir sin saber lo que pasa al final del capítulo.

El ser humano es extraordinario, ya lo decía Aquarius. Durante toda nuestra mísera existencia, hemos sido buscadores. Hubo una época en la que éramos nómadas buscando las mejores condiciones para asentar a nuestras familias en campamentos. ¿Los primeros domingueros de la tierra? Éramos algo así como los feriantes que van de pueblo en pueblo buscando las épicas fiestas patronales, en busca de las mejores condiciones para vender ficha. No queremos saber si la evolución hubiese llegado hasta dónde conocemos si en su camino se hubiese topado una canción de Camela.

Ahora somos más nómadas que antes. Ya no vagamos por continentes, vagamos por contenido. Somos vampiros sedientos de imagen y de semejanza. Da igual por dónde nomadeemos, que vamos siempre en busca de lo mismo. En pocos años hemos dado un salto de milenios en la escala evolutiva. Somos Homo Sapiens Wifiens. En el mítico dibujo de Darwin, somos los homínidos encorvados mirando hacia abajo. Ojalá fuese porque no podemos vivir sin saber lo que pasa al final del capítulo.

Casa, cárcel, tienda, clase, paritorio, ultramarinos, cafetería e incluso tanatorio. No importa el lugar. En todos alguien ha intentado la búsqueda de conexión wifi. Un homínido intentando descifrar el código por sí solo de W-LAN Tanat para evitar un bochorno. Ahora nos reímos, pero llegará un día en el que veamos normal una selfie con el difunto de fondo. Habrá entonces una burbuja de tanatoestética. Sí, los que maquillan muertos. No por ellos, si no para que nuestra selfie quede perfecta. En serio, hasta los espejos del baño de un tanatorio han presenciado selfies al más puro estilo Tuenti. #instaDEP #deaquíalcielo

En algunos lugares resulta muy muy raro, incluso estrambótico pedir wifi. En otros sin embargo está socialmente aceptado. Bares y restaurantes, cuna del lenguaje gestual universal. Todo un catálogo de gestos que tiene su mayor exponente a pie de barra. Un dedo que señala al cielo con cejas alzadas que queremos otra rubia bien fresquita o una firma al aire con un final alzado para pedir la cuenta. ¿Cuánto tardaremos en tener un gesto universal para pedir el wifi? Podría ser poniéndonos ambas manos abiertas apoyadas sobre la cabeza. Cómo si todos fuésemos marcianito número uno llamando a marcianito número dos. Empezar pidiendo el wifi al camarero y terminar todo el bar etílico tirado por los suelos gracias al supuesto gesto.

Estamos en la era tecnológica en la que cualquier aparato es susceptible de llevar conexión wifi. Poco queda para que nuestras mascotas lleven wifi incorporado. Puestos a pedir, ¿por qué no poner wifi en los ataúdes? Con toda una eternidad por delante, hay tiempo para viciarse al Tetris y combinar caramelos del Candy Crush hasta la diabetes más extrema.