Opinión

Yo soy yo y mi circuncisión

Para que me estéis leyendo ahora, hace 24 años tuvo lugar una carrera frenética, una lucha sin cuartel entre no sé cuántos millones de hermanos para llegar a meta y ondear la bandera victoriosa en el interior del monte de Venus. Varios millones de esperanzas para liderar el relevo generacional familiar y fui yo el primero en llegar a meta. Todas las esperanzas están puestas ahora en mi hermana menor.

Para que me estéis leyendo ahora, hace 24 años tuvo lugar una carrera frenética, una lucha sin cuartel entre no sé cuántos millones de hermanos para llegar a meta y ondear la bandera victoriosa en el interior del monte de Venus. Varios millones de esperanzas para liderar el relevo generacional familiar y fui yo el primero en llegar a meta. Todas las esperanzas están puestas ahora en mi hermana menor.

Un chicarrón del norte con acento del sur, una mezcolanza un tanto atípica. Un vasco nace donde quiere, pero éste no es el caso. Nuestra brújula apunta hacia otro norte, el norte de África. Nacimos al otro lado del charco, en nuestra Perla del Mediterráneo. Somos africanos a todos los efectos menos en el que les hubiese gustado a nuestras mujeres. Añoro el olor a brisa marina todas los días al escuchar el maldito despertador. Ese olor no llega a la capital. 

Con el atuendo gafapastero y barba hipsteriana soy más de Malasaña que del barrio Salamanca. Porque sí, vivo en Madrid. Pero lo cierto es que la conjunción ha sido fruto de la casuística. Estoy lo suficientemente ciego como para no diferenciar un stop de un ceda el paso y que, mala suerte la mía, la papada no está de moda. Nada como el amor de una abuela diciendo, ¡qué hermoso te estás poniendo! o el hijoputismo de unos compañeros de clase de primaria que me recordaban día a día que soy de complexión fuerte, como le gusta decir a mi madre. Un antisistema, un zurdo en un mundo de diestros. El gusanillo de las libretas, las tijeras de manualidades y el ratón de ordenador no han podido conmigo.

En mi ADN tengo un cromosoma reservado para el número del pasaporte. Viajar es una de mis pasiones. Prefiero viajar con solo una mochila a cuestas que con todo un batallón de botones velando por el brillo de mis zapatos.

Cabezón y soñador. Por mis santos cojines llego donde me propongo o muero en el intento. Aquí estoy escribiendo para quién sabe, algún día llegar a uno de ellos. Gracias a Ceuta Actualidad por ayudar a que se cumplan.

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