Opinión

Mi ciudad

Cualquier momento es bueno para hacer un balance sobre lo conseguido por nuestro querido alcalde-presidente de la Ciudad en materia económica y de empleo y, más ahora que como todo indica, está en el ocaso de su carrera política.

Cualquier momento es bueno para hacer un balance sobre lo conseguido por nuestro querido alcalde-presidente de la Ciudad en materia económica y de empleo y, más ahora que como todo indica, está en el ocaso de su carrera política.

Ya una vez comparé su gestión con la de un torero cuyas faenas tenían el mérito de desarrollarse en su propia tierra. Recuerdo que lo describí como un profeta en su tierra. Rodeado de incondicionales salía una y otra vez a hombros, pese a que nunca lograra rematar la faena: la suerte suprema le daba siempre la espalda. El benevolente público era, una y otra tarde, lo mejor de la plaza. Yo lo titulé: “Que lo mate otro, dice el torero”, pues ya era malo.

Recuerdo también que a nuestro torero no le acompañaba la suerte de contar con una buena cuadrilla que le facilitara las cosas; y así, el lucimiento esperado de una faena nunca llegaba; es más, aún está por llegar. Faenas largas, destempladas y llenas de suspiros por sus incondicionales en la grada, en las que no faltaban los correspondientes avisos, pasado el tiempo reglamentado.

Ni la mano derecha de la que dicen es su fuerte, la maneja con soltura; hasta desgarbado parece “con lo fino que ha sido siempre”, manirroto, huidizo, picarón… Poco le falta para utilizar una caña de pescar con tal de no arrimarse al astado. Mucho me lamento yo haberme metido, en algunos momentos, con parte de su cuadrilla.

Ahora bien, volviendo a la gestión, lo primero es preguntarse ¿qué ha podido ocurrir para haber conseguido un balance tan negativo? Un balance que ha calado profundamente en el ánimo de la sociedad ceutí, pues no es poco conseguir que Ceuta esté hoy entre las tres ciudades con más paro de Europa, la primera de España, pese a las cantidades ingentes de dinero recibido de los distintos gobiernos y de la UE a través de los diferentes programas operativos y que aún continúa fluyendo.

De los designados por el Sr. Vivas en las áreas de Economía y Empleo durante todos estos años no hablaré, pues no es una cuestión de mala suerte; sí de responsabilidad por su parte que fue quien los nombró uno a uno.

El desastre que está suponiendo la gestión en materia de empleo está cuantificado, si no, que se lo digan a los cerca de 14.000 demandantes de empleo de nuestra ciudad, o a los propios empleados municipales que aún carecen de Relación de Puestos de Trabajo y, en muchos casos, no tienen ni designadas sus tareas, algo que hasta en ciudades de países del tercer mundo tienen claro.

Después está la bochornosa utilización que hace con los trabajadores de los Planes de Empleo y la Colaboración Social y que está maquillando la situación real de la ciudad, que no es menos que escandalosa. Quizás ahí radiquen parte de los problemas que hoy tiene el mercado laboral ceutí y la propia administración autonómica. Encima está el no querer ver el precio que tendremos que pagar en el futuro por su nefasta gestión de un asunto que nos afecta a todos en gran medida. En fin, una gran temeridad, cuya escusa es siempre la llamada “paz social”. Sangre, sudor y lágrimas les costará medio resolver la herencia que reciban a los que vengan detrás.

Ahora, como agua de mayo, nunca mejor dicho, se le ofrece una oportunidad para enderezar una mala trayectoria, vía presupuestos. Una oferta pública que recogiera las necesidades reales que tiene la casa de todos los ceutíes, sería una buena señal por su parte, de propósito de enmienda, aunque, para muchos, ya sea demasiado tarde.