Opinión

Nada más que la verdad

El PSOE seguirá dejando en evidencia las políticas que desarrolla el sr. Vivas. Una buena forma es ir anotando las deficiencias, las carencias que el PSOE se viene encontrando en las visitas que está realizando a las distintas barriadas de la ciudad. El grupo socialista se prepara para el momento en que se tengan que corregir las enormes carencias en infraestructuras y, con ello, la increíble brecha social provocada entre vecinos de una misma ciudad.

Antonio Gil

El PSOE seguirá dejando en evidencia las políticas que desarrolla el sr. Vivas. Una buena forma es ir anotando las deficiencias, las carencias que el PSOE se viene encontrando en las visitas que está realizando a las distintas barriadas de la ciudad. El grupo socialista se prepara para el momento en que se tengan que corregir las enormes carencias en infraestructuras y, con ello, la increíble brecha social provocada entre vecinos de una misma ciudad.

Visitar las barriadas de la periferia de nuestra ciudad es darse cuenta del estado de ánimo del Gobierno de este Ayuntamiento durante todos estos años. Enseguida se ve el abandono al que son sometidas; la dejadez, el caos urbanístico existe como un castigo a sus pobladores, la aplicación de las ordenanzas municipales han brillado por su ausencia, la inversión pública exactamente igual.

Ya se sabe que el próximo alcalde recibirá una herencia envenenada a la que tendrá que hacer frente sí o sí. Primero: tendrá que empezar a ganarse el respeto de los vecinos de una y otra barriada como ciudadanos iguales. Al fin y al cabo, son ellos quienes le habrán elegido.

Pues al igual que en las barriadas se ven todas esas deficiencias, carencias, abandono y se puede fotografiar y se puede oler, algo parecido sucede con la involución que ha sufrido nuestra economía, el empleo, el medio ambiente, etc. Nuestra economía ha padecido, -los datos lo demuestran, no mienten-, al igual que las barriadas, inacción, mal hacer, desidia, abandono, y sobre todo, falta de ideas.

En la gestión de nuestra economía, como en las barriadas, también se pueden detectar animales indeseables y mal olor; hay ratas, hay serpientes, pulgas y, lo que es peor, muchas garrapatas. En ambos casos este gobierno alimenta, de una forma o de otra todos estos animalitos.

No hay nada más que visitar las barriadas para darse cuenta de que el Gobierno de la ciudad decidió que algunas zonas de la ciudad debían parecerse más a barrios del vecino Castillejos que a barrios del resto de España o de Europa. Optó por no aplicar ordenanzas municipales y mirar para otro lado. El trato que da este Gobierno a las barriadas de la periferia es la expresión más clara y rotunda del proceder de la aplicación de una política tan insensible como irresponsable.