Opinión

El PGOU, sin aprobarse; Vivas, a lo suyo

Es una pena que quienes están a la cabeza de uno de los motores de la actividad económica de nuestra ciudad fallezca de inanición como consecuencia de la incompetencia de quien hace 20 años dirige el destino de esta hermosa ciudad.

Que el Colegio de Arquitectos de Ceuta tuviera que echar el cierre un día de estos, sería una catástrofe para los ceutíes y, cómo no, para los propios colegiados. Este organismo lleva anunciando una larga enfermedad desde hace demasiado tiempo. Se puede decir que sólo le queda ya anunciar su propia muerte si antes no se aprueba el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU); un plan en el que el Ejecutivo de Vivas tropieza una y otra vez; año tras año queda demostrada una letal incapacidad. La aprobación de este plan es vital para este colectivo, daría oxígeno puro en forma de empleo para muchos ceutíes en diversos sectores.

Es una pena que quienes están a la cabeza de uno de los motores de la actividad económica de nuestra ciudad fallezca de inanición como consecuencia de la incompetencia de quien hace 20 años dirige el destino de esta hermosa ciudad.

Lamentablemente, tenemos un presidente-alcalde que sabe de planes de empleo, pero no de empleo; que encima se ha propuesto, casi sin darse cuenta, acabar con cualquier actividad que no sea la que él mejor conoce: “Planes de Empleo y Colaboración Social”. Para ello consiente y promueve el intrusismo en sectores de actividad clave para nuestra economía como en la Seguridad privada, la Limpieza, la Construcción, las propias administraciones, etc. Como si de un objetivo maquiavélico se tratase, nuestro alcalde destruye a su paso, como un huracán, empresas y empresarios.

Ahora, en el peor momento de su vida política, se apoya, negocia y pacta, si le hace falta, hasta con el mismo diablo, esta vez con la apariencia de partido histórico, con tal de permanecer al frente de su caótica gestión pública.

De nuestro querido alcalde se decía al principio que era de tendencia izquierdosa para estar en el PP, por el carácter conservador que tiene ese partido, ya me entienden. Amable, afable, siempre sonriente con la mano presta al saludo; prometedor y algo parlanchín, pronto le comenzó a crecer la nariz, de ahí su deriva política.

Recuerdo que un amigo me dijo una vez “con lo bueno que era y lo malo que ha salido”, seguramente refiriéndose a la trayectoria que nuestro querido alcalde ha marcado a lo largo de estas dos décadas.

Eso sí, hay que reconocerle que hasta ahora ha exhibido maneras, conocimiento y manejo de los terrenos que ha pisado; con solvencia y con soltura manejó siempre lo mismo la mano izquierda que la derecha, le da igual. Pero esto también, su virtud, al final, le ocasionará su propio fin, son muchos los incondicionales que reclaman su pronta retirada.

Hay que recordar, que la no aprobación del PGOU es mérito suyo, como la inexistencia de una RPT; o el caos urbanístico en las barriadas de la periferia por abandono, dejadez y tantas cosas más son su torcido legado. La sombra de algunos ilícitos podría apagar aún más su nefasta y lucrativa carrera pública.