Opinión

Los tiempos están cambiando

Los tiempos están cambiando para la política de nuestro país, aunque quizá Ceuta no sea el mejor ejemplo de ello. Las cosas en el norte de África mantienen sus viejos ritmos. Pero que las aguas no se agiten como en otros lares no significa que Ceuta languidezca bajo la paz de los cementerios. Lo que nos queda por delante no será lo que acabamos de dejar atrás.

Los tiempos están cambiando para la política de nuestro país, aunque quizá Ceuta no sea el mejor ejemplo de ello. Las cosas en el norte de África mantienen sus viejos ritmos.

Pero que las aguas no se agiten como en otros lares no significa que Ceuta languidezca bajo la paz de los cementerios. Lo que nos queda por delante no será lo que acabamos de dejar atrás.

Las elecciones las ganaron los de siempre y, como solían, por mayoría absoluta. Pero ya nada será igual. Un manto de incertidumbre se extiende sobre la nueva legislatura, una inquietud animada por el hecho de que las mayorías ya no son tan holgadas como antaño. Y si hemos de presumir lo que ha de acontecer con arreglo a lo que ya ha sucedido, nadie puede confesarse totalmente seguro de que la configuración de la corporación municipal no pueda experimentar alguna modificación en el transcurso de los próximos cuatro años.

La legislatura que empieza también ofrece novedades entre los partidos de la oposición. La más evidente, la provocada por la estrafalaria e inesperada crisis abierta en el PSOE a consecuencia de la dimisión de su secretario general, José Antonio Carracao. Los procesos de renovación constituyen el mejor instrumento para consolidar las fuerzas de una organización. O para sumirla definitivamente en el abismo.

Quizás los tiempos no estén cambiando por aquí como en otros sitios. Pero, pese a ello, el panorama se antoja interesante.