Opinión

Aberrante

Laarbi Al-Lal Maateis se descalifica a sí mismo. Sus palabras a propósito de la violencia de género –“las campañas contra la violencia de género crean más odio y siembran más radicalización”- descalifican, además, a la entidad a la que representa. La banalización de una forma de criminalidad que su montaraz discurso atribuye a la ley que se creó para combatirla es peligrosa, irresponsable y reveladora de una mentalidad reaccionaria y merecedora de todo repudio.

Laarbi Al-Lal Maateis se descalifica a sí mismo. Sus palabras a propósito de la violencia de género –“las campañas contra la violencia de género crean más odio y siembran más radicalización”- descalifican, además, a la entidad a la que representa. La banalización de una forma de criminalidad que su montaraz discurso atribuye a la ley que se creó para combatirla es peligrosa, irresponsable y reveladora de una mentalidad reaccionaria y merecedora de todo repudio.

Decenas de mujeres mueren cada año a manos de sus parejas masculinas. Miles sufren agresiones, vejaciones, humillaciones. Al presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE) nada de esto parece perturbarle. La idea de que la violencia ejercida sobre las mujeres es un asunto privado cuyo origen, según se deduce de las disparatadas palabras de Al-Lal Maateis, está en la intervención ordenada de la sociedad para evitar tales crímenes constituye un prejuicio mezquino y cómplice.

Si no te inmiscuyes, si desoyes las denuncias, todo acabará arreglándose en el seno de la pareja. O, dicho de otro modo, resígnate y entrégate a la compasión de tu verdugo.

Al-Lal Maateis no sabe en qué país vive. Lo que es peor. Al-Lal Maateis no sabe en qué siglo vive.