Opinión

No se puede permitir

No se puede permitir. No se pueden permitir las faltas de respeto, la mala educación y el vandalismo. No se puede permitir que por culpa de cuatro sinvergüenzas, el resto de los ciudadanos no puedan hacer un uso normalizado de un servicio público. Nos estamos refiriendo a la situación que vuelven a vivir los trabajadores de la empresa Hadú Almadraba. No se puede permitir que una persona se ponga al volante con tal estado de nervios y con el miedo metido en el cuerpo cuando se acerca a la parada de autobús donde sabe se suben quienes les insulta, les escupen y tiran piedras. 

No se puede permitir. No se pueden permitir las faltas de respeto, la mala educación y el vandalismo. No se puede permitir que por culpa de cuatro sinvergüenzas, el resto de los ciudadanos no puedan hacer un uso normalizado de un servicio público. Nos estamos refiriendo a la situación que vuelven a vivir los trabajadores de la empresa Hadú Almadraba. No se puede permitir que una persona se ponga al volante con tal estado de nervios y con el miedo metido en el cuerpo cuando se acerca a la parada de autobús donde sabe se suben quienes les insulta, les escupen y tiran piedras.

Hoy se ha dejado al descubierto el conflicto de competencias en materia de seguridad. La Ciudad afirmaba rotundamente a mediodía, y hasta con orgullo, que la Policía Local tenía órdenes expresas de escoltar a la línea 8, objetivo principal de las iras de estos jóvenes que se amparan en su edad para hacer de su capa un sayo. No serían tan expresas cuando apenas un par de horas después, los agentes se han presentado en la empresa para anunciar que no van a escoltar a nadie y casi, casi han pedido escolta para poder escoltar al autobús y mientras los sindicatos apoyan a los agentes y echan los balones en el tejado de delegación de gobierno. Un lío señores. Una tela de araña en la que están atrapados gobierno, delegación, policía y sindicatos y en medio de todos ellos, los de siempre: los ciudadanos, que ven como por culpa de cuatro niñatos y por falta de entendimiento entre las partes tienen que bajarse del autobús a la entrada de su barriada porque los conductores tienen miedo de entrar en el Príncipe. Y luego nos extrañamos que haya quien no quiera venir a la pequeña, dulce y marinera Ceuta por miedo.