Opinión

Centímetros

Existen dos métodos infalibles para llegar a ser más alto. Uno de ellos obliga a crecer, lo cual, a determinadas edades, constituye un obstáculo insalvable. El otro resulta mucho más asequible y consiste en utilizar centímetros más cortos para hacer las mediciones. Es de temer que éste último sea el expediente que las autoridades españoles vienen utilizando en los últimos tiempos para persuadirnos de que nuestra economía crea empleo.

Existen dos métodos infalibles para llegar a ser más alto. Uno de ellos obliga a crecer, lo cual, a determinadas edades, constituye un obstáculo insalvable. El otro resulta mucho más asequible y consiste en utilizar centímetros más cortos para hacer las mediciones. Es de temer que éste último sea el expediente que las autoridades españoles vienen utilizando en los últimos tiempos para persuadirnos de que nuestra economía crea empleo.

Una de las certezas que manejan los asalariados españoles es la de que sus empleos han menguado. Una administración integrada exclusivamente por jíbaros no se habría mostrado más competente para dar cima a este logro de la miniaturización de los puestos de trabajo en las empresas.

Quienes peinan canas, y aquellos que, desgraciadamente, ya no peinan nada, recuerdan tiempos gloriosos, no tan lejanos, en los que, a pesar de los abusos que siempre han existido, los contratos contemplaban jornadas laborales de ocho horas, los trabajadores tenían defensa en las mesas de negociación frente a sus patronos y existía una institución, hoy desgraciadamente en proceso de extinción, cuya ausencia nos sigue provocando añoranza: la paga extra.

Las extraordinarias hoy están prorrateadas. Quien se convenza de ello acabará aceptando sin objeciones asertos como los que rezan que la belleza está en el interior o que el perro del vecino del 2ºB, por mucho que le esté royendo la tibia con sus dos afiliados colmillos en este preciso instante, en realidad es una animalito adorable que no muerde.

Los trabajadores españoles se ven asaltados por una terrible sensación: nuestros empleos son más baratos gracias a que nuestras condiciones laborales son también más precarias. Por proseguir con la metáfora, los empleos de un centímetro se han troceado hasta desmenuzar el concepto mismo de puesto de trabajo digno. Pero cada uno de estos pedazos de empleo cuenta como uno de los antiguos.

Lamentablemente, en Ceuta la cosa no funciona ni haciendo centímetros de un milímetro.