Opinión

Detenciones

A finales del pasado año, el Real Instituto Elcano desvelaba que más de un tercio de los detenidos en España acusados de pertenencia a organización terrorista residían en Ceuta. La eficacia demostrada hasta la fecha por los dispositivos de seguridad del Estado no oculta la amenaza. En lo que va de año, cuatro personas presuntamente relacionadas con organizaciones terroristas de inspiración yihadista han sido detenidas en la ciudad.

A finales del pasado año, el Real Instituto Elcano desvelaba que más de un tercio de los detenidos en España acusados de pertenencia a organización terrorista residían en Ceuta. La eficacia demostrada hasta la fecha por los dispositivos de seguridad del Estado no oculta la amenaza. En lo que va de año, cuatro personas presuntamente relacionadas con organizaciones terroristas de inspiración yihadista han sido detenidas en la ciudad.

La sociedad ceutí ha aceptado la particular posición de la ciudad en el mapa del terrorismo internacional con una naturalidad que no es posible determinar si nace de una bizarría connatural al ser ceutí o de una ignorancia negligente. Seguimos viviendo, y hacemos bien.

No estaría de más, sin embargo, que las autoridades nos instruyeran acerca de los riesgos añadidos que puede comportar residir en un territorio fronterizo como el nuestro. Sin alarmas ni desmesuras. Conocer lo que nos rodea nos ayuda a ser más responsables y consecuentes.

Finalmente, una consideración. Hamed Abderraham Ahmed, el ceutí preso durante dos años en el complejo militar de Guantánamo, ha sido detenido por la Policía por sus presuntas actividades terroristas. Que quien fuera conocido como el “talibán español” se haya revelado como alguien escasamente recomendable no debería servir para banalizar la enormidad que sigue constituyendo para nuestras sociedades civilizadas la existencia del campo de internamiento que Estados Unidos mantiene abierto en su base cubana.

Guantánamo no es una abyección porque sus inquilinos sean todos ellos almas cándidas y seráficas. Guantánamo es una abyección porque no podemos saber si las personas confinadas en sus instalaciones cometieron o no algún acto merecedor de la pena que les ha sido impuesta. Sin juicio ni defensa. La prisión de Guantánamo resulta intolerable con independencia de que los convictos que la habitan sean o no un hatajo de miserables asesinos.

Hay que tener presente que esta forma de proceder nos degrada a nosotros, no a quienes amenazan nuestras libertades. A ellos hay pocas cosas que les importen.