Opinión

Drama

Un secretario de Estado es lo más lustroso a lo que se puede recurrir en ausencia de ministro. Este pasado martes Ceuta ha recibido a dos de ellos. Aunque la naturaleza y el propósito de ambas visitas están aún por determinar, lo cual dificulta la crítica, puede afirmarse que la puesta en escena ha resultado francamente deficiente.

Un secretario de Estado es lo más lustroso a lo que se puede recurrir en ausencia de ministro. Este pasado martes Ceuta ha recibido a dos de ellos. Aunque la naturaleza y el propósito de ambas visitas están aún por determinar, lo cual dificulta la crítica, puede afirmarse que la puesta en escena ha resultado francamente deficiente.

El contexto dramático ideado para la comparecencia de los dos representantes ministeriales ante los periodistas les colocó en el centro del Salón del Trono del Palacio de la Asamblea, una estancia cargada de solemnidad e historia donde todo parece más viejo de lo que debería.

El primer acto, idéntico en todos los casos, se abre con una prolija disertación introductoria del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, quien glosa las excelencias profesionales y personales de los invitados, construye una entusiástica loa de la labor del Gobierno de España y detalla los logros concretos que avalan todo lo anteriormente expuesto. “Pero, a pesar de ser todo esto importante, el secretario/a todavía no está satisfecho/a…”, se interrumpe a sí mismo el presidente para introducir un punto de inflexión en la representación. Y es a partir de entonces cuando, inaugurando el segundo acto, el portavoz del Ministerio da cuenta de los proyectos que, más o menos novedosos, su departamento promoverá en Ceuta.

El tercer acto está protagonizado en exclusiva por la estrella invitada. El monólogo, en este caso, expone la preocupación que, al parecer, preside el día a día de La Moncloa y aledaños y que no es otra que la inquietud por el futuro y la suerte de la españolidad de Ceuta y del bienestar de sus habitantes. Inmediatamente, cual histrión que interpreta una tragedia del bardo, el secretario/a advierte de los males que acechan al país si la tarea hercúlea del actual gobierno queda interrumpida, si el azar aparta al señor Rajoy de las riendas de los destinos de la patria…

¿Qué decir? Como efecto dramático, no resulta de los mejores. Quizás, con las elecciones se nos ofrezca la posibilidad de acceder a funciones teatrales de más calidad.

(Telón).