Opinión

Optimismos

 Las mayores decepciones suelen tener su asiento en los más grandes entusiasmos. La configuración del Gobierno de España ha despertado unas expectativas que serán, a la postre, su principal lastre. Pero no seamos agoreros.

photo_camera Sede de la Delegación del Gobierno de Ceuta (C.A.)

 Las mayores decepciones suelen tener su asiento en los más grandes entusiasmos. La configuración del Gobierno de España ha despertado unas expectativas que serán, a la postre, su principal lastre. Pero no seamos agoreros. Ahora es tiempo de disfrutar del que probablemente sea, a juzgar por las capacidades de sus miembros, el mejor de los gobiernos que ha tenido España en décadas. Quizás haya que remontarse a tiempos de la II República Española para encontrar una determinación tan franca por colocar al frente de la gobernanza de los intereses generales a los más aptos. Y a las más aptas.

Este entusiasmo del que hablamos, y que no resulta necesariamente reprochable, ha llevado a los socialistas ceutíes a importar a este extremo de África un optimismo que quizás fuera bueno relajar. Dirigentes del PSOE local no tardaron en augurar cambios radicales en la gestión del que es uno de los principales problemas que afronta la ciudad: los caóticos tráficos de mercancías, personas y vehículos a través de la frontera.

La llegada del PSOE al Gobierno y el nombramiento de un nuevo delegado socialista podrán suponer un cambio de talante, pero nada garantiza que un problema enquistado durante años, cuya evolución está condicionada a la voluntad del país vecino, vaya a comenzar a solucionarse de la noche a la mañana. El Gobierno de Sánchez es estupendo. Concedamos que el futuro delegado lo sea también. Pero nada garantiza que unos meses basten para dar con la solución que durante tantos años nadie ha sabido encontrar.